Artículos relacionados »
ROMA, Italia, jun. 17, 2011.- A pesar de la crisis económica, las mujeres, y más aún los hombres italianos, no renuncian al cuidado de su belleza y siguen gastando cantidades importantes en cosméticos.
De acuerdo a una investigación realizada por una universidad italiana, los hombres gastan más de 250 millones de euros al año y las mujeres italianas algo menos. De aquí el que los cosmetólogos italianos se dediquen a buscar nuevos procedimientos de embellecimiento y sobre todo rejuvenecimiento, ya que esta es una verdadera obsesión nacional.
La universidad de Siena ha decidido realizar una investigación sobre la resistencia de organismos vivos como bacterias y plantas que logran sobrevivir en condiciones extremas, como en glaciares, volcanes, desiertos o aguas con una salinidad muy elevada.
De acuerdo a la profesora de cosmetología de la universidad de Siena, Carla Scesa, en una expedición reciente a la Antártica los científicos sacaron una muestra de lodo en la que se encontró la presencia de una forma de vida, es decir, una bacteria que no se conocía, capaz de sobrevivir en condiciones de frío extremo y con un grado elevado de salinidad.
Se vio que la bacteria se construyó, para sobrevivir, una especie de iglú protectivo formado por un azúcar, un polisacárido, dentro del cual logró crear una presión osmótica en condiciones de temperatura ideales.
Después de este descubrimiento, los científicos italianos se preguntaron si esta pequeña protección podría ser útil también para los cosméticos.
Al aplicar esta substancia sobre células, se descubrió que era capaz de estimular el crecimiento. El resultado fue el de contar con un nuevo ingrediente importante para prolongar y conservar la juventud de la piel.
Según la profesora de cosmetología también se encontraron estas bacterias en climas muy calurosos, como por ejemplo, cerca de los volcanes. Se trata de bacterias extremófilos, capaces de sobrevivir en altas concentraciones de azufre y a temperaturas muy elevadas. Entre estas bacterias, uno de los más importantes es la Rhodiola rosea, una planta utilizada ya como integrador alimentario y en cosmetología, procedente de Siberia y de la parte más alta del Tíbet.
Su característica más interesante es que, puesta sobre la piel, estimula los neurotransmisores, favorece una sensación de bienestar y ayuda las células a estar mejor y a reproducirse. En la lava volcánica, según la profesora Carla Scesa, se encuentran además otros oligominerales procedentes de las vísceras de la Tierra, capaces de proporcionar energía y estimular nuestras células. Todo tipo de lava cuenta con una cantidad importante de silicio, calcio, potasio, fierro, azufre y microelementos activos como cinc, aluminio y titanio.
De los volcanes se puede pasar a los fondos marinos. Incluso en las perlas de origen biológico, se encuentra, según la cosmetóloga, una fuente increíble de elementos para el tratamiento de la piel y del pelo. En la madreperla, por ejemplo, hay capas sobrepuestas de proteínas, entre ellas la conchiolina, parecida a la keratina, que refuerza el cabello y le da luminosidad.
La naturaleza se vuelve así una vez más fuente e inspiración para nuestra belleza y nuestro deseo de no envejecer.
[[order]] [[autor]] escribió el [[time | date DD/MM/YYYY HH:mm]]
[[comment]]