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LIMA, Perú, mar. 21, 2011.- Hasta hace unos días, analistas y observadores políticos coincidían en que las elecciones presidenciales del 10 de abril eran las más sosas y aburridas desde que la democracia se reinstauró en Perú en 1980.
Basaban su diagnóstico en el poco carisma de los candidatos, la orfandad de ideas y el temprano favoritismo del ex presidente Alejandro Toledo que se paseaba con sus rivales en las encuestas de intención de voto, grave error.
Los peruanos son muy volubles electoralmente, si no pregúntenle a Mario Vargas Llosa, gran favorito de los comicios de 1990, pero quien perdió abrumadoramente ante un desconocido Alberto Fujimori.
Los ejemplos se han ido repitiendo a lo largo de las contiendas electorales en Perú, los que inicialmente marchan favoritos en las encuestas, pierden en las urnas.
Así, lo que parecía una victoria cantada de Alejandro Toledo con 28 y 30 por ciento de la intención del voto, hoy, a veinte días de las elecciones nacionales, es un asunto de pronóstico reservado.
Toledo ha perdido adeptos y ha bajado a 20.2 por ciento, seguido por el candidato nacionalista Ollanta Humala, quien se ha colocado muy cerca con 18.5 por ciento de preferencias; el lote de grandes se completa con Keiko Fujimori, con un expectante 17.0 por ciento; Luis Castañeda con 15.5 por ciento y Pedro Pablo Kuckinsky con 12.7 por ciento.
En realidad, cualquiera de ellos podría ser ahora el nuevo presidente del Perú y lo que parecía una elección aburrida, se ha puesto al rojo vivo.
Un debate entre los cinco grandes, programado para el 28 de marzo, podría ser el punto de quiebre, pero entre tanto, los candidatos que están perdiendo piso han anunciado cambios en su estrategia política, mientras los que están en alza buscarán no perder el paso.
En esta hora electoral, hay otros aspectos singulares, el economista Pedro Pablo Kuckinsky era uno de los pequeños del lote de diez postulantes, pero bastó que una pícara matrona del Callao, el barrio porteño más popular de la capital, le tocara las partes íntimas para que el candidato creciera como la espuma; hoy, Kuckinsky, es el personaje más popular en las encuestas.
Este candidato, que se puede colar a la segunda vuelta, es un tecnócrata de arraigo en las finanzas mundiales que tiene adicionalmente la nacionalidad estadounidense, hasta hace poco era un "gringo" circunspecto de buenos modales que habla pausado, hoy, después del tocamiento de sus genitales, se ha convertido en un vendaval que habla lisuras al más puro estilo de los peruanos más acriollados y baila "perreo" y regueton" en los programas cómicos de la televisión.
En las redes sociales, es un moderno rey Midas, todo lo que toca lo convierte en votos, y como si esto fuera poco, es un eximio flautista que con sus sonidos cadenciosos está hipnotizando a los electores.
No sería nada extraño que conforme pasen los pocos días que faltan para las elecciones, su caudal electoral vaya en aumento.
Otro candidato que ha dado un gran salto es Ollanta Humala, el ex militar que perdió la elección anterior ante Alan García, porque se presentó como el candidato antisistema; hoy luce moderado, más en la línea del ex presidente brasileño "Lula" da Silva.
Humala ya no abraza en público las causas políticas del presidente venezolano Hugo Chávez y menos amenaza a los homosexuales con fusilarlos, como hizo su familia en la anterior elección que perdió. El líder del nacionalismo con su actual 18.5 por ciento de intención de voto es también el candidato sorpresa que está creciendo mientras los favoritos de hace un mes se estancan o caen.
Nada está dicho, entonces, las elecciones peruanas se han convertido en una lotería; cualquiera de los cinco grandes de las encuestas se puede llevar el premio mayor.
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