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NUEVA YORK, Estados Unidos, mar. 10, 2011.- El mito de María Callas cobra vida en Nueva York, la tierra que la vio nacer, con la exhibición: "María Callas: una mujer, una voz, un mito" que expone, hasta el 30 de marzo, el Instituto Cultural Italiano de NY.
La muestra, que reúne vestidos y joyas que la famosísima soprano lució en algunos de los mejores escenarios del mundo, así como cartas, libros y fotografías personales, pone de relieve la faceta mítica de una de las figuras de la opera más insuperables del siglo XX.
Los objetos pertenecen a Bruno Tosi, presidente de la Asociación Cultural María Callas, dueño de la colección más grande del mundo de pertenencias de la cantante, fallecida en 1977 a sus 53 años.
María Callas, mejor conocida como La Divina, si bien nació en Nueva York en 1923, adquirió su educación musical en Grecia y desarrolló la mayor parte de su carrera en Italia. Ella accedió al gran firmamento de la opera por sus increíbles registros de voz, su técnica y sus notables cualidades dramáticas. Así mismo y de forma paradójica los escándalos de su vida personal, su temperamento tempestuoso, su relación con el magnate griego Aristóteles Onassis, opacaron en algunas ocasiones sus grandes logros artísticos.
Un paseo por esta exhibición nos invita a conocer estas dos facetas de la Callas. Por un lado, la de María Callas, la diva, a través de los vestidos y joyas que lució en los escenarios internacionales y en galas y presentaciones profesionales. Por otro lado, la de María Callas, la mujer, que descubrimos con las prendas que lució en su vida privada.
La mayoría de la indumentaria en exhibición se remonta a los años 60 y 70, cuando la cantante mostraba al mundo una nueva imagen esbelta y elegante después de haber adelgazado unos 40 kilos de peso en 1954 por exigencia del director de cine Luchino Visconti.
En 1956 la Callas fue catalogada entre las 10 mujeres más elegantes del mundo.
Entre las prendas y la joyería que la Callas lució en los escenarios destacan uno de terciopelo granate con detalles dorados, a juego con un collar, que llevó en la representación de "Tosca" en la Royal Opera House londinense en 1965 dirigida por Franco Zeffirelli. También encontramos dos trajes que vistió en el papel de Violeta, la heroína de la opera "La Traviata" puesta en escena en Nueva York en 1956 y 1958. Se encuentra igualmente un vestido con aires españoles con el que cantó "El barbero de Sevilla" en la Scala de Milán en 1956.
También se exhibe una delicada corona de pedrería y hojas de tela morada, diseñada por Christian Dior, con la que Callas adornó su cabello en una representación de "Norma" en París en 1965.
Entre los atuendos y alhajas que María Callas empleaba fuera de los escenarios, figuran un vestido de noche de color amarillo con una banda de pedrería firmado por la casa Lanvin, un pequeño bolso plateado y unos guantes largos de color hueso.
También está un conjunto de blusa y falda negra diseñadas por Yves Saint-Laurent, que lució en su estancia en NY de 1971 a 1972, la última etapa de su vida que dedicó no a la opera, sino a impartir cursos de música en la Julliard School. La diva, entonces, "mostró un gran empeño en ayudar a los jóvenes artistas" señaló Tosi, el presidente de la asociación María Callas, quien añadió que la cantante, además de las clases, puso en marcha una bolsa de estudios en Grecia.
Esta colección de pertenencias de la Callas, propiedad de Bruno Tosi, será ofrecida a la ciudad de Venecia para que ingresen en un museo que abrirá sus puertas el próximo año en honor de la diva.
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