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MADRID, España, mar 3, 2011.- Como dice el refrán "a perro flaco todo son pulgas". Eso se podría decir del Ejecutivo socialista de José Luis Rodríguez Zapatero. O, más bien; si no tienes problemas, te los buscas.
Un nuevo y polémico paquete de medidas presentadas por el Gobierno para el ahorro energético ha levantado nuevas ampollas en el país ibérico. Es que las consecuencias de la crisis Libia se notan, y de qué manera, en el incremento del precio de los combustibles y ocurre en un momento ya complicado para las maltrechas economías domésticas.
Por ello, el Gobierno aprobó el pasado viernes unas normas tan rebuscadas que más bien pareciera que pretenden perder votos de cara a las próximas elecciones.
Una de estas medidas, que entrará en vigor el próximo 7 de marzo, pasa por reducir el límite de velocidad de 120 kilómetros por hora a 110 kilómetros por hora. Una norma donde muchos ven una nueva recaudación de impuestos solapada a través de multas de tráfico.
La iniciativa ha sido comparada incluso con los últimos años de la dictadora de Francisco Franco, el único que obligó a reducir el índice de velocidad con la excusa de ahorrar combustible.
Y es que parece que siempre pagan los platos rotos los mismos, el ciudadano de a pie.
Se trata, según el Jefe de Gobierno, de una medida temporal para ahorrar energía que dure lo menos posible. Una iniciativa, según Zapatero, que sólo traerá consigo ventajas para los ciudadanos y que repercutirá en el ahorro del consumidor y contribuirá a salvar vidas y a reducir la contaminación.
Por supuesto, ya se han echado encima todos los partidos de la oposición, asociaciones de ciudadanos e incluso Fernando Alonso, el piloto de Formula 1, quien opina será perjudicial para los conductores ya que es difícil mantenerse despierto en el coche viajando a esa velocidad.
Además, agrega que para luchar contra la contaminación y a favor del ahorro de energía existen otras medidas que se podrían haber llevado a cabo.
Entre ellas limitar el número de vehículos que pueden circular por las grandes ciudades o entrar en ellas; impedir la circulación rodada en el núcleo urbano de esas ciudades o idear placas para que, en días alternos, puedan circular unos y otros no.
También desde la clase política se ha criticado la medida como improvisada y con falta de argumentos, ya que ni los propios técnicos se ponen de acuerdo en si será eficaz reducir el límite de velocidad.
Lo que sí está claro es que supone un gasto extra para el Estado con la fabricación de anuncios con la nueva velocidad que taparán las placas de señalización de tráfico.
MÁS MEDIDAS DE AHORRO ENERGÉTICO
El Ejecutivo de Zapatero se defiende y asegura que no se trata de una medida improvisada, sino pensada y preparada desde hacía semanas. Junto a ella, otra medida que tampoco ha hecho ninguna gracia. Recortar la iluminación de las carreteras.
Se trata de un plan adicional, que no se ha concretado todavía, para reducir un 50% el gasto energético en la iluminación de la red de carreteras del Estado.
Parece que la idea es sustituir las bombillas tradicionales por las de bajo consumo. De esta manera, y según el Ministro de Fomento, José Blanco, se ahorraría unos 12,5 millones de euros en la factura eléctrica.
También se limitará el uso de vehículos oficiales y el gasto energético en edificios públicos.
Todo un plan de ahorro energético, según el Ejecutivo, que se vincula a la duración de las revueltas en los países del norte de África.
Aunque, más bien pareciera que trata de imponer una nueva normativa a base de multar a quien no la cumpla para conseguir dinero para las famélicas arcas del Estado.
Al menos esa es la idea de la ciudadanía en España, que ven con desesperación como pagan las consecuencias de una gestión improvisada y que gobierna a golpe de planes de medidas.
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