Sarkozy: Ser presidente no es un trabajo fácil

Se compromete presidente francés, Nicolas Sarkozy, en una entrevista televisiva, a adelantar la aplicación de reformas

PARÍS, Francia, feb. 10, 2011.- El presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, en un momento en que su popularidad alcanza mínimos históricos, intentó este jueves levantar su imagen de jefe de Estado en una entrevista televisiva donde se comprometió a adelantar la aplicación de reformas en beneficio de los ciudadanos.

"Ser presidente no es un trabajo fácil", admitió ante los nueve franceses que durante dos horas y media, una más de la prevista, le preguntaron sobre el desempleo, la educación o las vacaciones de fin de año de dos de sus ministros, centro de la polémica que rodea al Ejecutivo desde principios de mes.

Sin permitir que monopolizara el debate el viaje a Túnez de la ministra de Exteriores, Michèle Alliot-Marie, ni el del primer ministro, François Fillon, a Egipto, Sarkozy zanjó el escándalo afirmando que aunque "habría sido mejor evitarlos", en ninguno de los dos casos "se cometió alguna falta".

No esquivó tampoco la protesta que desde hace una semana se extiende por los tribunales de toda Francia para reclamar más medios y denunciar lo que interpretan como un ataque suyo contra su trabajo, tras declaraciones en las que calificaba de falta no haber sometido a seguimiento a un reincidente considerado el asesino de una joven el mes pasado.

En horario de máxima audiencia y a poco más de un año de las elecciones presidenciales, Sarkozy, que aún no ha anunciado su candidatura, aseguró que va a pedir al Ministerio de Justicia abordar con los magistrados "qué conviene cambiar y acelerar".

Otras de las prioridades de Francia y del propio presidente, tal y como destacó en diversas ocasiones, son tanto la superación del desempleo, que aumentó más del cinco por ciento en el conjunto de 2010, como la mejora de la educación nacional y el mantenimiento del sector agrícola.

"Mi labor es rehabilitar el trabajo (...), dar prioridad a la gente que busca uno y medios a las empresas para que contraten y ofrezcan un salario digno", le contestó a un joven desempleado.

Con americana y corbata negra, y con sus interlocutores a derecha e izquierda, Sarkozy anunció su decisión de incrementar en 500 millones de euros el presupuesto del Ministerio de Empleo, principalmente para ayudar a los parados de larga duración y proponerles cursos de formación o un empleo "que no los aleje del mercado laboral".

Su intervención, según los analistas consultados por los medios galos en los últimos días, iba dirigida a "reconquistar" a la opinión pública, después de que un sondeo divulgado a principios de mes anunciara que la confianza de los franceses en él volvió en enero a su nivel más bajo, situándose en el 24 por ciento.

No le faltaron comentarios controvertidos en temas como la inmigración, de la que sostuvo que "el multiculturalismo es un fracaso", y que no aceptará "la regularización masiva de los que no tengan papeles".

"En todas las democracias nos hemos preocupado demasiado de la identidad del que llegaba y no tanto de la del país que acogía", afirmó el presidente, que dijo no desear "una sociedad en la que las comunidades coexistan unas al lado de las otras".

"Si uno viene a Francia acepta formar parte de una sola comunidad, la nacional", subrayó Sarkozy, para quien aunque es normal que haya mezquitas en los barrios, no es deseable "que se rece de manera ostentosa en la calle" ni se lleve a cabo "un proselitismo agresivo, sea del tipo que sea".

La educación, uno de los temas que ha puesto al Ejecutivo en el punto de mira, con las protestas de los docentes por la supresión de puestos en la enseñanza pública (unos 56 mil entre el año pasado y el actual), combinada con el incremento del número de alumnos (62 mil más este año), también obtuvo su cuota de protagonismo.

"El problema no es cuantitativo, sino cualitativo", dijo Sarkozy, según el cual el ahorro conseguido con las discutidas medidas irá dirigido a la mejora de sus condiciones.

Y poco después de que el presidente egipcio, Hosni Mubarak, anunciara que ha "considerado delegar al vicepresidente -Omar Suleimán- los poderes y las prerrogativas de acuerdo con la Constitución", Sarkozy concluyó que esa decisión "era ineluctable", y pidió a Occidente que ayude al país a alcanzar la democracia.