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MADRID, España, feb. 10, 2011.- Picor de garganta y de ojos. Sequedad en la piel y fosas nasales, afectando por lo tanto a las vías respiratorias. Son sólo algunos síntomas que padecen durante estos días los españoles que habitan en las dos grandes ciudades Madrid y Barcelona.
La causa: la alta contaminación que se ha concentrado en ambas urbes debido a la estabilidad meteorológica, es decir, estamos sumidos en un anticiclón que conlleva falta de lluvias y movimiento de aire.
La boina, como se conoce en la capital española a la gran nube gris que planea la ciudad a diario, ha incrementado su actividad, hasta el punto que se han detectado hasta 200 microgramos por metro cúbico de dióxido de nitrógeno, cuando el límite está en los 40 microgramos por metro cúbico.
Unos niveles preocupantes que ya han hecho que se incremente el porcentaje de personas que han acudido a las urgencias médicas por problemas respiratorios. Entre las recomendaciones de las autoridades moderar las salidas a la calle de los grupos de riesgo, es decir niños y mayores. Y sobre todo recomendar no utilizar el transporte privado y sustituirlo por el público.
Algo que, por supuesto y como era de prever, no ha respetado nadie. De hecho, según estudios a pesar de los graves niveles de contaminación sólo un 10% de los españoles estaría dispuesto a dejar su vehículo en casa.
Y eso pese a conocer que los contaminantes que prevalecen en nuestra atmósfera provocan la muerte prematura de 16 mil españoles cada año, según la asociación de neumología. Desde donde se agrega que la contaminación no es únicamente peligrosa para los que ya están enfermos sino que perjudica a todos.
Ante estos índices preocupantes, el ayuntamiento madrileño ya ha pedido a los ciudadanos que usen el transporte público, porque los coches provocan el 90 por ciento de la contaminación del aire en las ciudades.
La Generalitat catalana ha decidido mantener unos días la limitación de 80 kilómetros por hora en los accesos a Barcelona, hasta que la lluvia ayude a disipar la nube de contaminación.
Es decir, dejan a merced de la meteorología que la ciudad vuelva a sus niveles. Por ello, ya han sido muy criticados e incluso desde los grupos ecologistas se exige una movilidad distinta para las ciudades. Quizás como en otras ciudades, no dejar circular vehículos privados por el casco urbano o incluso restringir los días en que circulan los carros.
Sea como fuere lo que está claro que la situación que se vive ahora es llamativa y espectacular. Sin embargo, los niveles de contaminación de fondo y por norma están por encima de los 40 microgramos de dióxido de carbono por metro cúbico que permite la ley europea.
Una norma de obligado cumplimiento a partir de principios de este año, por lo que de seguir con esta contaminación, la Comisión Europea podría emprender acciones legales contra Madrid y Barcelona.
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