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ROMA, Italia, ene. 21, 2011.- Italia es el país europeo más afectado por la crisis económica, en lo que se refiere a la desocupación juvenil.
De acuerdo a los últimos datos dados a conocer por el Instituto Nacional de Estadística (ISTAT), uno de cada cinco jóvenes italianos no trabaja, ni estudia.
Esto significa que dos millones de personas, es decir, el 21.2 por ciento de los italianos, entre los 15 y los 29 años, comparte la tristemente conocida situación llamada "NEET", es decir, ni educación, ni empleo, ni trabajo.
La crisis económica ha hecho que el porcentaje de los desocupados subiera de más de dos puntos desde 2008.
Según el ISTAT, el 80 por ciento de los despedidos en Italia han sido jóvenes.
En el ámbito del porcentaje de jóvenes que ni estudia ni trabaja, la tasa entre las mujeres es altísima, ya que se habla del 48.9 por ciento, esto significa que una de cada dos mujeres ni busca ni tiene trabajo.
Este es el índice más alto dentro de la Unión Europea, después de Malta.
Italia se presenta en este 2011, como un país que no es ni para mujeres ni para jóvenes.
Según el informe del ISTAT, después del colegio participan en el sistema de formación el 82.2 por ciento de los jóvenes entre los 15 y los 19 años, pero tan sólo el 21.3 por ciento de los que tienen entre los 20 y los 29 años.
Si bien en el Sur del país es donde se registra las tasas más altas de la desocupación juvenil, que en algunas regiones alcanza el 30 por ciento, el fenómeno también se ha dado en el Norte, que es la parte más rica e industrializada del país.
La cifra de la desocupación juvenil italiana es lo doble que la alemana.
En Italia se conocen como "mammoni", una especie de niñotes, a los jóvenes que viven en casa con su familia, hasta después de los 30 años, debido en teoría a la falta de trabajo y a lo caro de las viviendas.
Ahora se les empieza a llamar jóvenes invisibles porque debido a que muchos de ellos ni estudian ni trabajan, no están registrados en ningún lado y no existen ni para las universidades, ni para hacienda, ni para el seguro social.
La impresión que emerge es de un gran desaliento: parecería que los jóvenes se dan por vencidos antes de iniciar a construir su futuro.
Según algunos sociólogos, ni siquiera empiezan a buscar trabajo porque están convencidos de que no lo encontrarán.
Una actitud que no mejora obviamente su situación
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