Médicos reemplazan sonda traqueal de congresista herida

Por Agencia | Fuente: AP | 2011-01-15

La tienda Safeway de Tucson reanuda sus ventas, una semana después del tiroteo donde murieron seis; la congresista sigue en condición crítica, pero en recuperación

TUCSON, Estados Unidos, ene. 15, 2011.- La representante federal Gabrielle Giffords no está conectada ya a un sistema de respiración artificial, luego que los médicos reemplazaron su sonda traqueal por otra, dijeron el sábado directivos del hospital.

Giffords fue operada por la mañana para insertarle una sonda en la tráquea, a fin de proteger sus vías respiratorias, agregaron.

La legisladora había respirado por su cuenta desde el 8 de enero, cuando recibió un tiro en la cabeza, pero los médicos le habían dejado insertada la sonda como una precaución.

Los doctores afirman que sigue en condición crítica, pero en recuperación.

El supermercado de Arizona ante el cual fueron baleadas la congresista Gabrielle Giffords y otras 18 personas volvió a abrir sus puertas el sábado, una semana después del ataque en el que perecieron seis personas.

El supermercado Safeway abrió a las 7 de la mañana hora local."Nuestros empleados han sufrido mucho pero están aquí, trabajando y ansiosos por relacionarse nuevamente con su público y la comunidad.

Jared Loughner, de 22 años, atacó a Giffords durante un mitin frente al supermercado, de acuerdo con las autoridades. Tomó un taxi para llegar al establecimiento y entró para obtener cambio con el cual pagar al taxista, antes de realizar el atentado, dijeron las autoridades.

"Nuestros empleados han sufrido mucho pero están aquí, trabajando y ansiosos por relacionarse nuevamente con su público y la comunidad. Estamos bien", dijo la vocera del establecimiento Cathy Kloos.

En otra parte de la ciudad, una organización llamada Crossroads of the West realizó una feria de armas, una de varias que organiza en distintos estados del occidente del país. Alrededor de cuatro mil personas se presentaron al acto, aunque el ambiente no fue tan agradable como en ediciones anteriores, dijo el organizador Bob Templeton.

Los aficionados a las armas de fuego recorrieron la exposición, hablaron de los derechos constitucionales a portarlas y compraron pistolas y fusiles.

El grupo contempló la posibilidad de cancelar la feria, pero decidió el martes que sí la realizaría, dijo Templeton, quien consideró que el tiroteo no tiene relación alguna con el derecho a portar armas, sino con "una persona enloquecida que pudo perpetrar los actos que tenía en sus planes".

Mientras tanto, las autoridades dieron nuevos detalles sobre las actividades del agresor antes de ser detenido. Loughner se retrató con una pistola, vestido solamente con una tanga roja y mandó a revelar el carrete la víspera del ataque, según un agente que habló a condición de guardar el anonimato por no estar autorizado a hacerlo.

Durante las 11 horas que precedieron al ataque, Loughner se alojó en un motel, colgó una "despedida a los amigos" en la internet y compró balas en un almacén de la cadena Walmart.

También salió a la luz un vídeo tomado por Loughner en el que recorre el campus del Universidad Comunitaria de Pima, el cual ilustra su desagrado con la institución. "Voy a vivir en la calle a causa de esta escuela", dice en algún momento de su narración, en la cual aborda temas como libertad de expresión y la Constitución.

Los directivos escolares confirmaron que el vídeo, hallado en YouTube, fue una de las razones para suspender a Loughner el 29 de septiembre.

Mientras tanto, unos seis legisladores de todo el país se reunieron con sus votantes en mítines parecidos a aquél en el que Giffords fue baleada. Los encuentros, dijeron, fueron para dejar claro que la violencia no les impedirá reunirse directamente con su electorado frente a supermercados, ferreterías u otros lugares.

Empero, esos encuentros tuvieron lugar con intensas medidas de seguridad.

Por su parte, los socorristas que acudieron a atender a las víctimas de la masacre hablaron el sábado con reporteros para relatar lo que vieron e hicieron.

"Había mucho caos y mucha sangre", dijo Kyle Canty, de 39 años. "Sé que era una locura porque la gente venía hacia nosotros y trataba de llevarnos con las personas heridas".

 

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