Berlusconi lamenta negativa de Lula sobre extradición

El presidente de Brasil niega la extradición a Italia del ex activista Cesare Battisti; Berlusconi advierte que el caso no está cerrado

ROMA, Italia, dic. 31, 2010.- El primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, aseguró este viernes que el caso del ex activista de izquierdas italiano Cesare Battisti no está cerrado y que Italia "no se rinde y hará valer sus derechos" en todas las instancias competentes.

Berlusconi reaccionó así tras conocer la decisión del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, de denegar la extradición a Italia de Battisti, condenado en el país transalpino a cadena perpetua por el asesinato de cuatro personas durante los "años de plomo", en la década de los setenta.

El mandatario expresó en un comunicado su "profunda amargura y pesar" por la decisión de Lula de denegar la extradición de Battisti "pese a las insistentes peticiones y solicitudes a todos los niveles por parte de Italia" en este caso.

Se trata, según consideró Berlusconi, de una elección "contraria al más elemental sentido de justicia".

A la consternación del jefe del Gobierno se sumó la del ministro de Exteriores italiano, Franco Frattini,  quien manifestó su "desconcierto" y su "profunda desilusión" por la negativa de Lula a extraditar a Battisti.

Asimismo, consideró que la decisión "contradice los principios fundamentales del derecho y ofende a los familiares y la memoria de las víctimas de los gravísimos actos de violencia cometidos por Cesare Battisti".

El departamento de Exteriores comunicó además que ha convocado a su embajador en Brasil, Gherardo La Francesca, para estudiar la decisión de Lula y definir el camino a seguir en una posible acción judicial por parte del Gobierno italiano en defensa de sus "legítimas expectativas basadas en el tratado bilateral de extradición y la sentencia del Supremo brasileño".

Y es que en noviembre de 2009 el Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil anuló el estatus de refugiado concedido a Battisti y dio luz verde a su extradición a Italia, aunque el fallo no era vinculante y la decisión final sobre el futuro del ex activista dependía del presidente del país.

También contrariado se mostró el ministro de la Defensa, Ignacio La Russa, quien manifestó a los medios de comunicación italianos que que se trata de una decisión "injusta y gravemente ofensiva", al tiempo que agregó que "el Gobierno italiano no dejará ningún camino sin intentar" e insistirá para obtener la extradición.

La decisión de Lula también levantó las críticas de la oposición, y el líder de Italia de los Valores (IDV), el ex magistrado Antonio Di Pietro, manifestó que es "mortificante ver cómo Brasil considera derecho de asilo la pretensión de impunidad de un asesino".

Desde las filas de la principal fuerza de la oposición, el Partido Demócrata (PD), su presidenta, Rosy Bindi, consideró que el dictámen de Lula es "equivocado" y "ofende la conciencia de los italianos y los principios de legalidad y justicia".

En 1993 Battisti fue juzgado en ausencia por un tribunal italiano que lo halló culpable de los asesinatos de dos policías, un joyero y un carnicero, perpetrados entre 1977 y 1979.

En el momento de ser procesado Battisti se encontraba en Francia, donde había obtenido el estatus de refugiado político, pero huyó en 2004, cuando el Gobierno galo se disponía a revocar esa condición para entregarlo a Italia.

En marzo de 2007 fue detenido en Río de Janeiro, donde, según fuentes policiales, fue localizado durante una operación conjunta llevada a cabo por agentes de Brasil, Italia y Francia.

Desde entonces, Battisti permanecía recluido en una cárcel de Brasilia, desde la que ha clamado su inocencia y ha asegurado ser víctima de una "persecución política" por parte del Gobierno italiano.