Mujeres fronterizas levantan huelga de hambre en la Casa Blanca

Once mujeres nacidas en Ciudad Juárez y refugiadas en El Paso, Texas, dan por terminada una huelga de hambre frente a la Casa Blanca, iniciada hace diez días en demanda de justicia social

WASHINGTON, Estados Unidos, nov. 17, 2010.-  Un grupo de 11 mujeres fronterizas, nacidas en Ciudad Juárez, refugiadas en El Paso, Texas, concluyó este miércoles una huelga de hambre frente a la Casa Blanca, en demanda de un plan de desarrollo económico en áreas pobres de El Paso, Texas, que contribuya a frenar la violencia.

Como desde hace 10 días, cuando llegaron a apostarse frente a la Casa Blanca, las mujeres portaron sus carteles en demanda de justicia social, ante la mirada curiosa de miles de turistas que los veían con asombro o indiferencia.

Se reunieron en círculo, oraron y luego firmaron una segunda carta dirigida al presidente Barack Obama. Dieron unos 50 pasos y la entregaron a un oficial del Servicio Secreto con la súplica de que la hiciera llegar al mandatario. El oficial asintió.

Durante diez días, hemos estado frente a su puerta, ayunando y protestando por nuestra invisibilidad dicen las mujeres en una segunda carta dirigida al presidente Barack Obama, que entregaron.

Hemos hecho este sacrificio porque durante mucho tiempo hemos vivido bajo condiciones invisibles, esperando se apliquen soluciones desde hace 30 años.

Las mujeres, -personificación de la mujer mexicana fronteriza, de bajos ingresos, cuya supervivencia demanda de cuando menos dos empleos- se mantuvieron diez días a base de suero y supervisadas por enfermeros voluntarios que monitorearon los efectos del ayuno, el intenso frío y el cansancio de la larga jornada.

Mientras unas ayunaban, otras en su nombre, con apoyo de organizaciones estadounidenses, se entrevistaron con funcionarios de la administración, que les prometieron la visita de funcionarios federales a El Paso,Texas, próximamente para analizar acciones futuras que impulsen un crecimiento sostenido de áreas extremadamente pobres de la región Ciudad Juárez-El Paso, generen empleos y con ello, terminen la tentación de los jóvenes a trabajar con el crimen organizado.

La huelga de hambre terminó, como había comenzado, con un ritual religioso, oraciones y declaraciones de cada una, expresando satisfacción por los resultados, seguidas del corte de una pieza de pan bendecida que constituyó su primer alimento tras el largo ayuno.

Descansaron sobre las bancas del parque Lafayette, frente a la Casa Blanca, mientras un intenso viento hacia bailar miles de hojas secas, doradas, que se desprendían de los árboles.

Luego iniciaron el proceso de comer poco a poco caldo de pollo y verduras, lentamente.

Con vidas ligadas a la violencia, de la que no quieren hablar, algunas mujeres cargan el dolor de haber visto el reclutamiento de sus hijos para pandillas o crimen organizado, por lo que ellas luchan con todas sus fuerzas, para disipar esa pesadilla y abrir un futuro de esperanza para sus hijos.

"Se quiere ver a nuestros hijos con una imagen de criminales", dice Lorena Andrade, "pero ellos son buenos, lo que ocurre es que algunas veces se toman medidas por desesperación, por eso queremos oportunidades de estudio y desarrollo para ellos", acota.

Satisfechas de sus logros, las mujeres se prepararían mas tarde para iniciar el retorno a El Paso, Texas, y el reencuentro con las familias por las que han emprendido esta lucha.

"Esto es sólo el inicio de una lucha con la que estamos comprometidas", dice Rubí Orozco, vocera de la organización "La Mujer Obrera", que les apoya en la lucha y "no descansaremos hasta en tanto no logremos la meta de reconstruir nuestras comunidades y ver una realidad el sueño de desarrollo sostenible que nos permita vivir dignamente, con oportunidades de educación para los jóvenes, culturales, de salud y nutrición para adultos, agricultura local y comercio".