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LONDRES, Reino Unido, nov. 11, 2010.- La historia de Allison John es realmente increíble. Es la batalla por la vida y los sueños, cuando todo parece perdido.
Cuando nació esta británica fue diagnosticada con fibrosis cística, la enfermedad incurable que afecta los órganos internos y provoca una muerte temprana.
Desde bebé, Allison, como cualquier persona que sufre de esta enfermedad, entraba y salía de hospitales continuamente, tratando de controlar su declive.
A los 17 años, Allison tuvo que recibir un transplante de hígado, fue en el hospital que se dio cuenta cuál era su sueño: convertirse en médico para ayudar como la ayudaban a ella todos los doctores y enfermeras que la cuidaban.
Determinada Allison consiguió un lugar en la Universidad de Cardiff, y comenzó su carrera.
Su madre, Helen, dice: "Allison simplemente nos dijo prefiero morir habiéndolo intentado".
Pero a los seis meses se puso muy enferma y fue llevada al hospital de emergencia, donde se sometió a un transplante de corazón y pulmones, sobrevivió de nuevo y regresó a la universidad.
En el cuarto año de carrera, su salud falló de nuevo, esta vez necesitaba un transplante de riñón.
Su padre, David, decidió donarle un riñón, pero Allison estaba muy débil y los médicos dijeron que no soportaría una anestesia general.
La joven convenció a los doctores de usar sólo anestesia local, lo que significaba soportar un gran dolor durante la intervención quirúrgica.
"Cuando me hicieron la primera incisión pensé que no soportaría", dice Allison, recordando el momento.
De nuevo la operación fue un éxito. Y no sólo la joven podía continuar con su sueño, sino que había hecho historia médica en el Reino Unido, convirtiéndose en la primera británica en haber recibido transplantes de los cuatro órganos principales del cuerpo.
Finalmente este 2010 Allison consiguió graduarse, y ahora trabaja en un hospital del país de Gales, mientras continua su lucha contra la fibrosis cística.
Pero aun hay más en la historia de esta gran joven.
Allison John acaba de ganarse un premio que se entrega cada año en el Reino Unido, conocido como el 'Orgullo de Gran Bretaña', donde se reconoce el esfuerzo de individuos que consiguen grandes hazañas.
La noche en que Allison recibió su trofeo, también se le dio una gran sorpresa:
Cuando Allison tuvo que operarse de los pulmones, por la situación médica debía transplantársele también el corazón. Pero el suyo estaba en realidad sano, con lo que ella a su vez se convirtió en donadora.
Un hombre, David Hamilton, fue quien recibió el corazón, y gracias a ese corazón vive también hoy día. Esa fue la sorpresa de Allison conocer a la persona que respira gracias a ella.
"No hay día en que no piense en Allison, me devolvió la vida", dijo David Hamilton, mientras la abrazaba sollozando.
"Esto demuestra lo importante que es donar nuestros órganos. Son fuentes de vida, y pido a los que saben de esta historia que se conviertan en donadores", concluyó la joven doctora.
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