CIUDAD DE MÉXICO, México, jul. 16, 2013.- Karina es originaria de Costa Rica, tiene 26 años de edad, cursó una licenciatura. Buscando una mejor oportunidad de desarrollo profesional llegó a México hace seis años. Con engaños fue obligada a prostituirse en el bar Cadillac.
"Cuando yo subí vi a muchachas desnudas y me bajé corriendo, me golpearon dos tipos de seguridad. Mi hija la chiquitita es producto de una violación", relata Karina.
Asegura que el primer paso para esclavizar a las jóvenes era hacerlas adictas a las drogas.
"Allí drogan a las chicas, a las personas para que puedan hacer ese tipo de cosas", afirma.
Karina afirma que presenció violencia en contra de sus compañeras y los clientes.
"Hubo una ocasión en que el cliente no tenía plata para pagar, entonces lo golpearon hasta que quedó inconsciente. Entonces la chica, que era venezolana, se metió a defenderlo porque al parecer el cliente la trataba bien y me toco ver como la golpeaban. Estaba presente el señor Alejandro Iglesias", dice.
La joven vivía presa en hoteles de la Ciudad de México. En una ocasión intentó escapar.
"Una vez mi agresor se durmió, yo agarré a mis hijas, salí, me golpearon, me quitaron a mis hijas durante cinco meses, hasta que les dimos la cantidad de 75 mil pesos, me regresaron a mis hijas y es como logró salir de ahí, pero al señor que me ha ayudado lo matarón", recuerda.
En la actualidad esta mujer costarricense recibe protección de las autoridades del DF, asegura que muchas de las jóvenes del Cadillac negaron ser obligadas a prostituirse por miedo a la represión.
MACO
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