Karina es extranjera, asegura que durante cinco años fue obligada a prostituirse durante cinco años en el Bar Cadillac, ubicado en la Colonia Verónica Anzures de la Ciudad de México.
"Tenía que hacer un show, nos obligaban a quitarnos la ropa y a hacer cosas, como tener relaciones con los clientes, como hacer muchas cosas de sexo con el mismo dueño, con los de seguridad", relata Karina.
Dice que ahí conoció el significado de la esclavitud sexual, su prisión hoteles de paso y custodios que la vigilaban las 24 horas del día,
"Las extranjeras no salían a ningún lado, sino era bajo supervisión de uno de los de seguridad, ellos las llevaban a diferentes hoteles y las vigilaban, no podían hablar con nadie", comenta.
Al caer la noche Karina y otras jóvenes eran trasladadas a los diferentes tables dances de la Ciudad de México.
"Nos llevaban por lo general a todos los lugares, a Royal, a Cadillac, Calígula, Tahití. Nunca sabíamos las direcciones, sólo nos escogían a diferentes chicas, nos subían a los autos, nos decían que nos teníamos que poner en el piso, no podíamos ver porque nos golpeaban", dice Karina.
Karina asegura que hay una banda dedicada a trasladar a extranjeras a diferentes estados de la República.
Añade que llegó a ver menores de edad en los establecimientos que eran originarias de Colombia, Puerto Rico, algunas cubanas, Costa Rica de donde yo soy, de diferentes países.
La mayoría de estas jóvenes fueron enamoradas por el lenón o engañadas con ofrecimientos de empleo, como es el caso de Karina, que es licenciada en gastronomía.
"Me enviaron a Cancún por una oferta de trabajo y yo acepté", dice.
Karina logró escapar de sus captores, pero no tiene documentos para regresar a su país. Asegura que los líderes de esta organización criminal siguen libres.
MACO
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