Claves para entender lo que sucede en Egipto

Por Carla Aguirre | Fuente: Noticieros Televisa | 2013-07-05

Protestas en Egipto

Una mirada a los acontecimientos que han tenido lugar durante los últimos días en Egipto, el país más influyente del mundo árabe

A  un año de haber tomado posesión como el primer presidente electo democráticamente en Egipto, Mohamed Morsi fue depuesto por el ejército. Abdel Fatah al Sisi, el jefe de las fuerzas armadas, declaró al presidente del Tribunal Constitucional como nuevo mandatario provisional, anunció la suspensión de la constitución y llamó a  elecciones anticipadas, aunque no estableció una fecha para ello.

La creación de este gobierno interino forma parte de una hoja de ruta acordada por el Ejército con diversos líderes religiosos y políticos del país, incluyendo  al representante del opositor Frente 30 del Junio, Mohamed el Baradei, el jeque de la institución islámica de Al Azhar, Ahmed al Tayeb,   el papa copto Teodoro II y hasta los salafistas, antiguos aliados de la Hermandad Musulmana.

Ello sucedió después de 4 días de multitudinarias protestas contra Morsi (que fueron incluso más numerosas que aquellas que dieron lugar a la caída del régimen de tres décadas de Hosni Mubarak)  y de que expirara el ultimátum que las Fuerzas Armadas lanzaron para que el gobierno llegara a un acuerdo con la oposición o dimitiera.

Morsi, quien en las elecciones celebradas en junio de 2012 obtuvo el 51.7% de los votos  en una reñida contienda frente a un prominente ex general del régimen de Muburak, denunció la consumación de un golpe de estado en su contra, subrayó la legitimidad que le confiere haber sido electo en las urnas e insistió en que "no hay alternativa a la legitimidad".

¿CÓMO SE LLEGÓ A ESTA SITUACIÓN?

Mohamed Morsi, antiguo líder de la Hermandad Musulmana, es acusado por sus detractores de haber concentrado el poder en manos de los islamistas, estrechando vínculos incluso con los sectores de línea más dura, haciendo a un lado a otras fuerzas y actores en la construcción del Egipto que surgía de la llamada "Primavera Árabe".

Además, esta forma de ejercer el poder y  visión de Estado quedó plasmada en el texto constitucional islamista aprobado el pasado diciembre en las urnas con un 64% de votos a favor y un 35% de participación.

Mohamed Morsi no impulsó las reformas que se exigían en la emblemática Plaza Tahrir a principios de 2011. En noviembre de 2012  buscó emitir un decreto para establecer su inmunidad frente al poder judicial, lo que generó un importante rechazo social.

A ello se suma que las altas expectativas generadas tras la caída del regimen de Hosni Mubarak y de las elecciones democráticas han sido enfrentadas con la realidad de los problemas económicos y sociales acumulados tras décadas y que se han agravado durante los últimos meses.

Egipto ha tenido un precario crecimiento económico que ha traído consigo un desempleo del 13% y que entre los jóvenes llega al 25%.  Adicionalmente, la caída de las reservas internacionales, el aumento de la deuda y los insostenibles subsidios al sector energético han generado mayor presión a un gobierno egipcio que no ha logrado cerrar un acuerdo con el FMI por un crédito para ordenar la economía. A ello se suman los problemas de inseguridad, entre otros factores.

Las demandas se hacen a un gobierno que lleva sólo un año en el poder y en un escenario en el que algunos de los actores del antiguo régimen, incluidos el ejército y el poder judicial se  mantienen intactos.

LOS ACTORES

a) La oposición

A finales de abril se crearon las bases del  movimiento Tamarod ("rebélate" en árabe) por un conjunto de jóvenes que dijo haber recolectado 22 millones de firmas a través de una petición para sacar a Morsi del poder y que "la revolución regrese al pueblo". La petición de este grupo, que en primera instancia amenazó con la desobediencia civil,  se basó principalmente en la mala situación económica, la  inseguridad y la falta de atención a los pobres.

Este grupo fue pieza importante en la organización de protestas masivas para conmemorar el primer aniversario del día en que Morsi asumió como presidente, el 30 de junio.

Las protestas, al igual que en 2011, fueron impulsadas en gran medida por el sector secular liberal. Hasta el momento, la oposición ha carecido de un liderazgo y de la capacidad de articularse como una alternativa política efectiva.

Aún no queda claro cuál será el futuro de la oposición y si el ala política de Tamarod, el Frente 30 de Junio que hoy reconoce a El Baradei como su representante o negociador,  logrará consolidarse.

b) Los Hermanos Musulmanes

La caída de Mubarak en 2011 favoreció a este grupo, ya que era el único que contaba con una organización y base política.  Los Hermanos Musulmanes alcanzaron el 47% de los puestos en las elecciones parlamentarias de 2011. Después de la disolución de este parlamento por los militares, Mohamed Morsi, abanderado de la Hermandad, obtuvo el triunfo en las elecciones presidenciales.

La Hermandad Musulmana,  creada en 1928 en Egipto y con importante influencia en diversos países de la región, oficialmente prohibida desde 1954 y extraoficialmente tolerada por el gobierno de Mubarak, se hizo de un importante apoyo popular durante décadas, principalmente entre las clases más desfavorecidas.

c) Las fuerzas armadas

En Egipto, durante décadas las fuerzas armadas han dirigido al poder sin tomarlo directamente en sus manos, excepto entre 2011 y 2012 (después de la caída de Mubarak). Todos los líderes egipcios desde 1952 fueron oficiales militares (excepto el depuesto Morsi). Al mismo tiempo, generales tanto en activo como retirados ocuparon  altos cargos en el gobierno.

El ejército ha construido una narrativa de modernidad, la cual logró mantener transfiriendo los costos de la represión a otras instituciones como el  Ministerio del Interior o la policía secreta durante el régimen de Mubarak.  Si bien la caída del régimen puso al descubierto los privilegios de los que han gozado,  las fuerzas armadas mantuvieron la buena percepción de la población.

El ejército se ha mostrado constantemente como la institución secular que puede contener las amenazas provenientes del extremismo radical.

A ello se suma que el ejército ha sido  aliado clave de los Estados Unidos, lealtad que ha sido sellada a través de una millonaria asistencia ($1.300 millones de dólares anuales). Según un informe publicado en junio de 2013 por el Servicio de Investigación del Congreso, citado por la BBC, Estados Unidos ha otorgado a Egipto, desde 1948, $42.000 millones de dólares a las Fuerzas Armadas.

El ejército vivió un desgaste durante febrero de 2011 y junio de 2012 cuando lideró la transición política en el país, periodo en el que se denunciaron malos manejos y violaciones graves contra los derechos humanos. De acuerdo con Human Rights Watch, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas juzgó  en tribunales militares a 12,000 civiles en el año y medio que estuvo en el poder, número que supera al total de civiles juzgados en cortes militares durante los 30 años de gobierno de Hosni Mubarak. A ello se suman diversos episodios de uso excesivo de la fuerza, cubiertos por un manto de total impunidad.

A pesar de ello, de acuerdo con una encuesta conducida entre abril y mayo, la aprobación del ejército se mantuvo en un 94%.

Al igual que con la caída de Mubarak, el ejército se presenta nuevamente como la opción que brinda estabilidad y como el garante de la voluntad popular.

LAS INTERPRETACIONES

Tanto entre los actores como en la opinión pública existen opiniones encontradas respecto a lo sucedido este miércoles. Para los opositores al régimen, el Ejército respondió a la voluntad popular removiendo a Morsi, materializando o dando continuidad a la revolución. Para Morsi, la Hermandad Musulmana y sus seguidores, se dio un golpe de Estado a un gobierno electo democráticamente.

Para unos, la democracia es mucho más que las urnas y la conducción de Mosri en el poder fue antidemocrática, lo que justifica corregir el camino y rescatar la revolución. Para otros, este es un fuerte golpe autoritario  a la incipiente democracia egipcia y un franco retroceso a lo logrado con la Primavera Árabe.

Unos más ven lo sucedido como un ataque al Islam, otros como la muestra de que éste no puede permanecer en el gobierno y otros como la evidencia que éste no puede permanecer en el poder por la vía democrática.

ÚLTIMOS ACONTECIMIENTOS

Adli Mansur, cabeza del Poder Judicial, tomó posesión de la presidencia interina y ha llamado a un diálogo incluyente. Mientras tanto, el depuesto presidente Morsi se encuentra detenido, al igual que algunos líderes de la Hermandad Musulmana y del Partido Libertad y Justicia (a la política de la Hermandad) en tanto se reporta la emisión de órdenes de aprehensión contra cerca de otros 300 miembros. Se han cerrado también los medios de comunicación relacionados con el depuesto régimen.

Es decir, se invita a la Hermandad Musulmana a participar en el proyecto de construcción de la nación, mientras se detiene y silencia a sus líderes. Por su parte, la Hermandad Musulmana ha señalado que no se sumará a ninguna de las acciones emprendidas por quienes han usurpado el poder y ha hecho un llamado para salir a protestar este viernes.

Los enfrentamientos entre partidarios y detractores de Morsi han dejado 14 muertos y cientos de heridos en diversos puntos de Egipto durante las últimas horas.

Hoy son muchas las vías que se abren para el incierto futuro de esta nación. Es mucho lo que está en juego. Para la región, lo que suceda en Egipto y particularmente con sus organizaciones islamistas resultará crucial, dado su peso específico y probada influencia.

 

MACO

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