"Es bien triste ver por ejemplo estas coronas de árboles que tardaron años para crecer de este tamaño. Era un árbol muy grande y pues es impune la muerte de estos árboles, porque no hay ningún responsable para decir ahora que pague por el asesinato de tanto árbol", dice Filiberta.
Este es el paraje conocido como El Tecolote. Parece zona de guerra.
Filiberta asegura que aquí en las últimas 12 horas fueron talados por lo menos 35 árboles.
"Pero los troncos son totalmente sanos, o sea son árboles totalmente sanos y aquí hay permiso de aprovechamiento. No, no, es tala clandestina, es clandestina", detalla Filiberta Nevado Templos, integrante de la Cooperatica El Ocotenco.
Filiberta asegura que en Zacacuautla, municipio de Acaxochitlán, Hidalgo, se está cometiendo un ecocidio.
Dice que en menos de 20 años han sido talados miles de árboles sin que las autoridades federales, estatales y municipales hagan algo para impedirlo.
"Ya de ahí del 2008 para acá de manera bestial, de subir camioneta tras camioneta por un camino por el otro, por todos lados, mientras las patrullas atrás o adelante".
El presidente municipal de Acaxochitlán sabe que la tala legal, y sobre todo clandestina, ha impactado severamente los bosques de Zacacuautla.
"Es el delito yo creo que más nos aqueja en el municipio. El de la tala, yo creo que es el que más complicaciones, inclusive hay comunidades que se dedican a eso, viven de eso", reconoce Erick Arnulfo Soca Campos, presidente municipal de Acaxochitán.
Este es el barrio del Tecorral en la localidad de Zacacuautla.
Según denuncias el 80 por ciento de la gente del Tecorral se dedica a la tala en los bosques de la región.
"Desde chicos y grandes, usted ve manejando las camionetas a mujeres y a niños, las camionetas de los taladores", afirma Filiberta Nevado Templos, integrante de la Cooperativa El Ocotenco.
Terminan lo legal y entran a lo clandestino.
Entramos al Tecorral durante la noche. Fuimos detectados y suspendieron el movimiento de camiones que trasladan la madera a los aserraderos.
Por la mañana corrimos con suerte.
Alcanzamos a ver esta camioneta cuando iba camino al aserradero.
Tratamos de alcanzarla, pero se hizo polvo.
Desapareció y en el aserradero nadie sabía nada.
En el aserradero estaban trabajando tres hombres. Dijeron que no sabían la procedencia de la madera que llegaba al aserradero.
"Como decimos, alguna madera entra derecha y otra chueca y eso es lo que debería de ver la Profepa que esas cosas vayan bien", dice Apolonio Villegas, habitante de Zacacuautla.
"Hay un número de aserraderos autorizados debidamente que están cumpliendo con las normas y la reglas y otros que son de manera clandestina, sin embargo, muchas veces sucede que los aserraderos también de manera clandestina cometen ilícitos", explica Mario Alberto Viornery, delegado de Profepa en Hidalgo.
Los tres hombres se negaron a dar sus nombres y señalaron que no tenían forma de demostrar que la madera tenía una procedencia legal.
"A nosotros nos pagan para que saquemos para el pipirí y asunto se acabó y ya", manifestó un trabajador de aserradero.
"Es la disyuntiva de decir, y me decían ellos qué voy hacer entonces, pues voy a robar, voy a secuestrar, voy a extorsionar qué hago", manifiesta el presidente municipal de Acaxochitlán.
Los habitantes de Zacacuautla acusan a la Policía Municipal de no hacer nada o de estar coludida con los talamontes.
El presidente municipal responde que han asegurado decenas de vehículos cargados con madera ilegal.
"Tenemos cerca de 100 camionetas con madera en los corralones o sea desde hace años".
Dice que algunas estas camionetas tienen más de 7 años en los corralones del municipio la mayoría conserva la carga, es madera ilegal.
Los talamontes prefieren perder los vehículos con la madera y desaparecer una vez que recobran su libertad, lo cual ocurre con relativa facilidad asegura el presidente municipal.
"Ellos llegan, van es un delito federal, pagan su caución, sale como si nada y al otro día siguen trabajando".
"Tienen pura camioneta vieja porque si les cae la Policía y no llegan al precio, se la llevan y ya, se compran otra", admite Trinidad Templos Santos, habitante de Zacacuautla.
Estos hombres y mujeres dicen que han visto como se van perdiendo los bosques de Zacacuautla y aseguran que los daños ecológicos en algunos casos son irreparables.
Dicen que las autoridades NO han logrado detener la criminal deforestación.
Por eso, ellos han decidido convertirse en los defensores de los bosques de Zacacuatla, a pesar de que han recibido serias amenazas de parte de los talamontes.
"Nos tienen amenazados, nos dijeron un día que nosotros cuatro personas estábamos viviendo de más que ya, que nosotros ya habíamos chingado a nuestra madre y que nos estaban dejando vivir un tiempo más", agrega Filiberta.
Cada año se pierden en Hidalgo mil 500 hectáreas de bosques debido a incendios, desmontes y tala.
AGHO
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