Prisión Preventiva (Parte 2)

Por Aldo Meza | Fuente: Noticieros Televisa | 2013-06-20

Prisión Preventivo (Parte 2)

No es un secreto que el sistema de justicia es deficiente, un ejemplo es que la mayoría de los indígenas presos no han recibido condena

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"La prisión preventiva no es una pena y no debe de ser una pena".

"Estuvo recluido en Ayutla de los Libres por más de 11 años, sin una sentencia firme".

"No hay un juez que revise la tarea del MP".

"Soy Pedro Gatica Estrada, estuve 11 años en prisión pagando un delito que no cometí".

Al igual que Zenaida Pastrana, Pedro Gatica, indígena tlapaneco de 29 años, fue víctima de una serie de injusticias:

Pagar por un delito que no cometió y sufrir el abuso de la prisión preventiva. 

11 años y 10 meses de su vida, tras las rejas  sin una sentencia firme.

"Muchos de los delitos jamás se persiguen, de los que se persiguen no siempre se investigan de manera adecuada", explica Víctor Martínez, Asistencia Legal por los Derechos Humanos.

A los 16 años, Pedro perdió su libertad, pero también, dice, estuvo a punto de perderlo todo.

Hasta la fe.

Con el dolor de haber vivido parte de su adolescencia y juventud en prisión, Pedro cuenta la causa de su desgracia, pues dice, no puede definirla de otra manera.

Fue en 1999, cuando un comunero de la Ciénega del Sauce, Guerrero, su lugar de origen, fue asesinado.

"Ese día que mataron a ese chavo fuimos a arreglar el corral, porque tenía una huerta mi padrastro, llegué en la tarde y hasta el otro día supimos que mataron a esa persona".

La familia de Pedro enfrentó siempre problemas de tierras en su comunidad.

Hechos que derivaron en la muerte de sus seis hermanos y su padre.

"Y es cuando le cargan justamente para quitarlo, porque era el único heredero de las tierras quien podría en determinado momento reclamarlo. Para quitarlo, a decir de él, pues le imputan este delito", asegura José Luis Gutiérrez, director de Ailegal.

"Me llevaron a la comandancia, me golpearon y me dijeron que me echara la culpa, les dije que no, que yo no sabía quién había sido", asegura Pedro Gatica, indígena tlapaneco.

Fue detenido seis meses después del crimen del comunero y a pesar de que no hablaba español, en ningún momento se le proporcionó un intérprete para conocer su situación legal.

Asistencia legal por los Derechos Humanos, organización no gubernamental,  advierte que muchos jueces no quieren juzgar a los indígenas, hasta que la persona aprenda español y poder llevar su proceso.

"En el caso de los pueblos indígenas, no hay un traductor en realidad, yo soy detenido y no sé qué está pasando a mí al rededor. Pero en realidad soy un objeto para el proceso", manifiesta Fabio Pluma, coordinador jurídico de Asistencia Legal por los Derechos Humanos.

"En aquel tiempo yo no hablaba en español yo pienso que tal vez por eso, no pude ofrecer muchas pruebas", reconoce Pedro.

En México, el tiempo máximo de prisión preventiva es de dos años. Sin embargo, el proceso penal de Pedro superó el plazo que marca la ley para ser juzgado.

El juez demoró cuatro años en confrontar los testimonios de testigos y seis años más en dictar una sentencia de 15 años por homicidio.

"El abuso de la prisión preventiva no es un acto que se pueda atribuir a una persona en concreto. Desde mi perspectiva, es un tragedia que se genera a consecuencia de una gran cantidad de negligencias y de limitaciones del estado mexicano", reconoce Víctor Martínez, Asistencia Legal por los Derechos Humanos.

"No pudieron investigar cómo estuvo la situación o no les hicieron valer las pruebas que yo ofrecí y dejaron pasar muchos años", dice Pedro.

En México, hasta enero del 2013, más del 41 por ciento de la población carcelaria se encuentra sin condena.

Y Guerrero es un referente.

"Como el 45 por ciento de las personas privadas de libertad, sobre todo en Guerrero, están en prisión preventiva y requieren una atención inmediata", detalla José Luis Gutiérrez, director de Ailegal.

Sin embargo, en el caso de Pedro, la serie de irregularidades hizo que los magistrados de la Primera Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia de Guerrero, le otorgaran la absolución tras determinarlo inocente.

11 años y 10 meses después.

¿Qué pasó el día que saliste, cómo te sentiste? "Cuando salí, me sentí bien, gracias a Dios".

"Pedro la vivió muy mal ahí, porque se deterioró mucho su salud, perdió muchísimas fuerzas, Pedro es un joven de 29 años y hoy él no tiene la fuerza suficiente para escarbar y trabajar la tierra, es uno de los problemas que el abuso de prisión preventiva trae consigo".

Sin embargo, casos como el de Pedro o el de Zenaida, quien pasó más de 9 años en prisión, evidencian irregularidades del sistema de justicia mexicano, según los expertos.

"Tanto el caso de Zenaida, como el caso de Pedro me parece que son violaciones a los derechos humanos, por parte del MP, por parte de los jueces, por parte de las salas, porque no hay un interés real de brindar justicia", subraya Fabio Pluma, coordinador Jurídico de Asistencia Legal por los Derechos Humanos.

Ahora, Pedro sabe que ese tiempo que pasó preso, nunca regresará.

Lo dice con tristeza y cuando lo expresa, decide mejor callar y tragar saliva.

"Se siente feo".

 

AGHO

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