Un día con jornaleros de Sinaloa

Por Marco Dueñas | Fuente: Noticieros Televisa | 2013-06-12

Niños que trabajan en Sinaloa

Los jornaleros en Sinaloa llegan a trabajar más de 15 horas diarias, bajo los rayos del sol y cuidándose de no sufrir mordeduras de víboras

CIUDAD DE MÉXICO, México, jun. 12, 2013.- Son las 5:30 de la mañana en Escuinapa, Sinaloa. Antes que los primeros rayos del sol, salen a las calles cientos de personas en busca de trabajo.

Su jornada ha iniciado y hoy durará poco más de 15 horas.

El patrón puede tardar 1, 2, tal vez 3 horas en pasar por ellos, pero es el fin de la cosecha. Se mezclan pocos espacios de trabajo y mucha gente con necesidad de laborar. Hay que esperar si uno quiere trabajar.

Son las 10:30. Los jornaleros llevan 6 horas despiertos cuando empieza el verdadero trabajo.

La tarea es llenar el tráiler. Cerca de 30 mil kilos de jitomates. Unas 2,300 cubetas, sin una sola nube que surque el cielo.

"Como el calor se siente y ya le pega el dolor de cabeza y todo eso y como que le dan ganas de vomitar a uno y ya. Mejor lo que hace es descansar para no seguir así", señaló María de la Luz, jornalera agrícola.

No, las mujeres no están exentas. Y las que son madres tampoco; para ellas es, a veces, aún peor.

"Los más bebitos trabajaban con ellos en la espalda y eso representa una carga y un desgaste para la mamá", dijo Luz María Chombo de la Asociación de Agricultores de Río Culiacán.

La jornada no solo es larga, pesada y calurosa, es también peligrosa.

"Mira la maleza. Es tiempo de víboras, de repente te puede morder una víbora. -a usted le pasó ¿no?- sí, a mi me pasó. -¿qué le pasó por la mordida?- pues me tuvieron que amputar el dedo porque se infectó", indicó Agustín Valenzuela, jornalero agrícola en Sinaloa.

Sin seguro social, tampoco un médico que los asista, una enfermera, un botiquín.

"No hay nadie, realmente estamos solos. -o sea, si hay un accidente fuerte- no pasa nada, cada quien se rasca con sus uñas", agregó Valenzuela.

La camioneta se va cuando el tráiler está lleno. Si alguien se lastima pueden pasar horas para que reciba una supuesta atención.

"Si te cortas, ahí te dan uno de esos- ¿cómo le dicen?- es una botellita que le dicen, el alcohol que le dicen ¡ése! Te echan y nomás con eso y ni te llevan al doctor allá. Sí hay pero están lejos y como no tenemos dinero para que te lleve, pues no, no nos llevaban a nosotros", dijo María de la Luz.

Son las 3 de la tarde. Hace casi 8 horas que desayunaron y el trabajo continúa.

"-¿Paran  para comer?- no. -¿no paran para comer?- no, por eso te estoy diciendo, que nada más te comiste 3 tacos y con eso tienes que aguantar hasta las 8 de la noche, hasta que obscurece" señaló Agustín Valenzuela, jornalero agrícola en Sinaloa.

En 2011, el campo mexicano produjo más de 354 mil millones de pesos, producto de la cosecha de más de 18 millones de hectáreas.

Es gente como ellos la que las cosechó.

Aguantar el sol, los riesgos y las condiciones del campo, llenar las cubetas, cargarlas, llevarlas al tráiler.

"Todo por 4 pesos la cubeta", agregó Valenzuela.

Con el fin del día, llega el fin de la jornada. Pero no termina esta historia.

Estas condiciones no sólo las viven los adultos.

"Mañana ¿vas a venir a guardería o vas a ir a trabajar?- No sé, a veces me llevan a trabajar, le digo que no quiero que me lleve porque me canso ahí y dice que no", dijo José Luis, niño migrante agrícola.

 

MCT

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