Una escuela entre llanos

Por Aldo Meza | Fuente: Noticieros Televisa | 2013-06-12

Una escuela entre llanos

En esta escuela de tiempo completo hay apenas 37 alumnos, todos hablan su lengua materna, español y también inglés

Estamos en una comunidad que se llama Monte de los Olivos, del municipio de Venustiano Carranza esta escuela se llama Mariano Escobedo. Con una población de 37 niños, se habla el tzotzil, el tzeltal y el español dentro del aula.

Es de mañana y el sol apenas se asoma en esta comunidad indígena chiapaneca, ubicada entre llanos y lagunas.

Así también, muy temprano, los más pequeños de sus habitantes se apresuran para llegar a su segunda casa: la escuela.

Quienes tienen para comprarla, cargan su mochila. Quienes no, así llevan sus cuadernos y libros.

Una escuela que no es común.

Es indígena y bilingüe, pero también de tiempo completo.

"La palabra escuela de tiempo completo es un poquito de mayor responsabilidad y del docente que lo acepte, porque tiene que asumir esa responsabilidad y acompañar a los niños mayor tiempo en su formación", detalla el profesor Bartolomé Vázquez.

Bartolomé, reconoce que más que trabajo, lo que tiene es un compromiso.

Y no es para menos, es el único maestro en esta escuela tzeltal multigrado.

Con 30 años como profesor, su trabajo es enseñar todos los grados de primaria en un solo salón de clases.

"Un mismo tema, como si vamos a hablar de un proyecto de cuento, lo puede trabajar desde un niño de primero, hasta un niño de sexto, porque el niño de primero no lo podrá escribir o explicar de manera escrita, pero puede pasar al frente y esas pocas palabras que pueda expresar con respecto a ese cuento, es una manera de aprender".

"Estas escuelas trabajan dos horas o más hasta completar como máximo 8 horas el trabajo que realizan con los niños", explica Francisco Deceano, director de Innovación Educativa de la SEP.

En México, los alumnos de preescolar y primaria pública van cuatro horas y media a la escuela cada día.

Dos horas menos del promedio de los países de la OCDE.

Sin embargo, esta escuela indígena es la excepción.

Es esta escuela indígena-bilingüe, Mariano Escobedo, una de las 6 mil 700 que ha implementado el modelo de escuela de tiempo completo a nivel nacional. La intención es elevar el nivel educativo de todos y cada uno de los alumnos, quienes por cierto, en muchas ocasiones, como aquí, fungen como capacitadores de sus propios compañeros.

Es el caso de Juan y de Brenda, quienes estudian el sexto grado, pero al mismo tiempo, ayudan al profesor Bartolomé.

"Principalmente a los niños chiquitos, les doy la tarea, tareas fáciles, porque son chiquitos, o les califico la tarea a los grandes", explica Brenda.

El municipio de Venustiano Carranza, Chiapas, es la Tierra de la Marimba y así, ellos hacen honor al nombre de su pueblo.

En las escuelas de tiempo completo, el trabajo con los niños es de 8 a 16 horas.

Durante esa jornada, además de las asignaturas normales, los alumnos realizan actividades formativas como deporte, desarrollo intelectual, civismo e idiomas  y por supuesto, música.

"Con la música podemos aprender matemáticas, con la música podemos aprender español, con la música podemos hablar tzteltal, con la música podemos practicar inglés", asegura el profesor Bartolomé.

Esdras, es indígena tzeltal, tiene 11 años y gracias a este tipo de modelo educativo, ha desarrollado su talento artístico.

Su grupo: Los Zapatitos Rotos.

"Me gusta mucho cuando veo a unos músicos que tocan y he soñado que quiero tocar yo también. Desde diciembre estamos ensayando, ahorita vamos como con ocho canciones".

Este modelo educativo, en el que la escuela Mariano Escobedo ha destacado a nivel nacional, busca tener 40 mil escuelas de tiempo completo en el país, al finalizar el sexenio.

"De modo que el desarrollo de los niños esté asegurado a partir de una jornada escolar ampliada", detalla Francisco Deceano, de la SEP.

Y para alcanzar este objetivo, el programa establece que los alumnos coman en las escuelas.

Arroz y carne, es lo que prepararon Alma, Carmen y Socorro, desde muy temprano.

Madres de familia, que se suman al modelo educativo.

"Se sirve a las dos de la tarde y dentro de esa alimentación se prepara un menú para que los niños puedan ir ingiriendo alimentos que esté programado y que le sirva para su nutrición".

"Cada quien con su vaso y con su plato, empezamos a comer y los que terminan se van a su casa a dejar su plato y venimos otra vez", afirma Esdras.

Y así termina una jornada más para estos 37 niños indígenas, que además de su lengua materna, hablan español y practican inglés.

Unos, regresan a su casa a jugar o a convivir con sus padres.

Otros, a divertirse con los amigos.

Y algunos más,  a recorrer en bici estos llanos.

Mientras esperan la hora de e regresar a la escuela.

 

AGHO

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