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CIUDAD DE MÉXICO, México, jun. 6, 2013.- "Y dije, si quiero ser empresaria o hacer negocios, pues hay mil 300 millones de chinos, se dice que son hasta 1600 millones, y dije si a cada uno le puedo vender un dólar, pues puede ser negocio, ¿no?", comentó Ximena Lobo, estudiante de mandarín.
De la Ciudad de México a Beijing hay 12 mil 459 kilómetros. La cifra aumenta a 14 mil 223 cuando se trata de la ciudad de Shangai. La distancia aumenta con la barrera lingüística, que sólo algunos se atreven a romper. Ximena Lobo, mexicana de 32 años, decidió hacerlo.
"Creí que el chino, por el número de personas, por cómo empezó a haber tantas noticias de China, que el mundo estaba cambiando", dijo Ximena Lobo, estudiante de mandarín.
Así, Ximena decidió convertirse en una entusiasta estudiante de mandarín. Hace 8 años, tomó su primera clase, meses después decidió seguir estudiándolo en China. La experiencia no fue fácil.
Pero le dio a China una segunda oportunidad, misma que ha continuado por ocho años, en los que Ximena ha dedicado una importante parte de su vida a estudiar el idioma, pero específicamente a aprender sobre el protocolo y la cultura, para así poder concretar negocios entre ambos países.
"Si yo dijera vengo a hablar y con eso voy a hacer negocios, la verdad es que no me saldría. Si yo no sé cómo entregar una tarjeta de presentación, cómo tratar a la gente la realidad es que no te lo vas a ganar", apuntó Ximena.
Sin tener su propia empresa, Ximena se ha convertido, por su buen uso del mandarín en un gran vínculo entre las dos naciones:
"De repente un domingo en la tarde me hablaron que había mexicanos atorados en China, y me hablaron que si me podía ir en un avión militar".
El mandarín está compuesto por cerca de 32 mil caracteres. Un chino letrado domina entre 13 mil y 15 mil y para leer el periódico, por ejemplo, se requiere conocer entre 3 mil y 5 mil. He ahí la dificultad de aprenderlo.
Son pocos los que terminan el primer mes, menos los que culminan un semestre y contados los que ven a futuro, como Ximena, y no desisten en su intento:
"No es fácil hace 8 años la gente me decía que igual y perdía mi tiempo un poco. Yo creo que lo importante es que no quité el dedo del renglón y en 5 años, se me va a redituar."
En México se imparten clases de mandarín desde 1977. Cada año mil mexicanos buscan aprenderlo.
MACO
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