17 Días en el Fin del Mundo (Parte 2)

Por Alberto Tinoco Guadarrama | Fuente: Noticieros Televisa | 2013-05-14

Pingüinos Rey en el Polo Sur

Alberto Tinoco, quien viajó al Polo Sur, nos presenta el serial 17 Días en el Fin del Mundo. Por el Planeta, un proyecto de Televisa

"Sólo se quiere lo que se conoce y se cuida lo que se quiere".



El radar nos indica que estamos en el paralelo 54 latitud sur.

Hemos alcanzado las Islas Georgias del Sur, un remoto archipiélago de la región subantártica, al que muy pocos logran llegar.

Nos dirigimos a Saint Andrews Bay o Bahía de San Andrés.

Estamos cerca de uno de los mayores espectáculos de la naturaleza, algo que ni siquiera imaginábamos.

Para nuestra sorpresa, observamos casi medio millón de Pingüinos Rey en un ecosistema salvaje y extremo, que sorprende y abruma.

Se estima que en las Islas Georgias del Sur anidan casi un millón de Pingüinos Rey. Es un lugar único, que por primera vez es captado por un equipo de la televisión mexicana.

Estamos en plena época de anidación. Una característica muy especial es que son los machos quienes se quedan cuidando a las crías, mientras las hembras se lanzan al mar en busca de alimento.

Cuando regresan del mar hay que buscar a la familia. Parece una misión casi imposible; deben reconocer el llamado de su pareja o su cría, en un coro de casi 500 mil aves.

Los pingüinos se comunican a través de un comportamiento ritual complejo.

Aquí el espacio es clave y hay disputas territoriales, como mirar fijo al oponente, alejarlo con graznidos cortos e intensos y cuando los buenos modales ya no funcionan no queda más remedio que golpear al intruso con las aletas.

Paro los jóvenes es momento del cortejo. Los machos inflan su pecho, con la cabeza estirada hacia arriba caminan erguidos moviendo sus aletas; intenta llamar la atención de las hembras.

Y cuando consiguen pareja se alejan del sitio de anidación para aparearse. Es común encontrar a parejas en pleno cortejo, acicalándose las plumas o haciendo movimientos ondulantes con la cabeza.

Mejor los dejamos solos... que haya suerte.

Los pichones crecen literalmente bajo el cobijo de sus padres.

Para otros llegó la hora de la comida. La madre abre el pico para que la cría introduzca el suyo y disfrute de la pesca.

Río arriba encontramos lo que se conoce como "guardería", en donde los pichones, siempre inquietos y curiosos, esperan el cambio de plumaje. Deberán crecer rápido, antes de que regrese el hielo.

Nosotros nos vamos, mientras en Saint Andrews Bay se gesta una nueva generación de Pingüinos Rey. Es probable que muchos de estos ejemplares nunca antes hayan visto a seres humanos y quizá es lo mejor para la conservación de su especie.

 


AAE

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