Justicia Vieja

Por Vanessa Job y Antonio Mandujano | Fuente: Noticieros Televisa | 2013-04-26

Justicia vieja

Miles de personas en el país sufren aún del viejo sistema de justicia penal; Roberto, un indígena mixteca, es uno de estos casos

CIUDAD DE MÉXICO, México, abr. 26, 2013.- Roberto Pastrana es un indígena mixteco que lleva cuatro años y cuatro meses encerrado en un reclusorio, abandonado de la justicia, sin que un juez le dicte una sentencia.

"Cuando yo tenía 17 años fui a trabajar en Morelos en el corte de ejote. Ahí conocí la chamaca, Silvia Gálvez Peralta. Ahí nos fuimos conociendo poco a poco. Nos hicimos novios, nos enamoramos y de ahí nos 'juimos', regresamos juntos a mi casa para poder ya vivir juntos para toda la vida", comentó Roberto.

Terminó la temporada de pisca, Roberto y Silvia se fueron a casa de él en Buenavista en el municipio de Copa en la montaña de Guerrero. Ahí solo estuvieron un día.

"La señora, la abuelita de la muchacha ya vino bien enojada, ya llegó y le pegó a la muchacha y se paró llorando. No quisiera ir, quería vivir con mi hijo Roberto que dijo que iba a ser su esposa. A fuerzas se la llevó", relató Florencio Pastrana, padre de Roberto.

Ambas familias se dedican a sembrar la milpa en una zona marginada de Guerrero, pero la familia de Silvia tiene una casa de cemento en Rancho Escondido.

"Como ella tiene pues casa buena material, tiene ganado, no quiere que esté con nosotros porque somos pobres dice. Aquí no hay de comer y va a sufrir", añadió el señor Florencio.

Entonces Roberto fue a pedir la mano de Silvia y su familia le exigió una dote:

"Cuarenta cartones de cerveza, 40 cartones de refresco, vamos a matar un res para comer y 40 mil pesos el precio de la chamaca. Nada más que no me quisieron esperar ningún plazo, el señor quería junto pues, a los ocho días", comentó Roberto.

El pleito entre las familias llegó al extremo. Estando en la barranca a don Florencio, padre de Roberto lo agredieron a balazos. Lo hirieron en la pierna, en el pecho y en el brazo. Desde entonces conservan la ropa agujerada por las balas. Por ese hecho no hubo detenidos.

"Jamás volví a acercarme a Silvia, porque si me acero me van a matar", dijo Roberto.

Sin que se lo esperara a Roberto lo detuvieron el 23 de diciembre de 2008 y desde entonces está preso en el Cereso de Tlapa en Guerrero, acusado de secuestro con fines de abuso sexual.

"Estaba yo en Tlapa cuando me agarraron. Estaba yo vendiendo mis nopalitos. Nunca pensé que se hubiera ofendido el señor. Todavía no me sentencian nada, estoy en proceso porque tampoco tengo dinero para moverlo. No tengo abogado todo esto, así como llegué así estoy. Ni mi papá ni mi mamá me vienen a visitar", señaló Roberto.

La espera ha sido más larga de lo que marca la ley.

"Ningún proceso debe ir más allá de seis años. Y yo he comentado con mis jueces que ningún proceso debe de ir más allá de lo que dice la ley, es decir 10 meses, más la ampliación de dos meses", dijo Jesús Martínez, magistrado presidente del Tribunal Superior de Justicia de Guerrero

Roberto es víctima de un viejo sistema de justicia que a paso lento avanza en su modernización e implementación de juicios orales. Guerrero está aún en etapa de planeación y sólo Chihuahua, Estado de México y Morelos la han implementado.

El de Roberto no es el único caso, así como  él la historia se repite. En el país hay 99 mil 500 personas en el país está en prisión preventiva. Esto es el 43 por ciento de todos los presos en México.

"En un nuevo sistema Roberto hubiese tenido muchas más opciones para poder llevar su proceso en libertad y que no se deteriorara su relación familiar, su vida económica, su vida social, su prestigio dentro de la comunidad", comentó Luis Jorge de la Peña.

El magistrado presidente Tribunal Superior de justicia de Guerrero, Jesús Martínez, explica las oportunidades de Roberto en el nuevo sistema:

"Haberlo llevado ante un juez de control para que le hubieran ofrecido sus pruebas y el juez de control hubiera dicho esta prueba A, B,C no son suficientes para decretar su detención."

Ahí el juez hubiera tenido conocimiento del certificado médico ginecológico que la Procuraduría le practicó a Silvia, donde se constata que no presentaba huellas de violencia física, ni huellas de coito reciente.

El sistema clásico no le interesa la presunción de inocencia, le interesa la detención y que una vez detenido se defienda la persona por todo lo que el MP recepto como pruebas por la detención", señaló Jesús Martínez, magistrado presidente del Tribunal Superior de Justicia, de Guerrero.

Mientras el viejo sistema de justicia sigue con sus prácticas, también en la cárcel se le van pasando los años a personas como Roberto.

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