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CIUDAD DE MÉXICO, México, abr. 9, 2013.-Betzabé Herculano, 27 años, dijo "hay niños que a veces no comen nada"
La pobreza también se esconde tras las montañas, donde el hambre se hereda, como si fuera un gen.
Donde se nace pobre y así también se puede morir.
Carmen Vázquez, habitante colonia Simón Bolívar, Acapulco, comentó "no tienen a veces ni para las tortillas".
En la colonia Simón Bolívar de Acapulco, los niños juegan sin saber que su vida está marcada por un futuro incierto.
No saben si hoy van a comer algo.
Por lo menos los hijos de Betzabé, ya no lo hicieron.
Y ayer se fueron a dormir con el estómago vacío.
Betzabé Herculano, respondió al ser cuestionada ¿Desayunaste hoy? " no he desayunado", ¿Tus hijos ya desayunaron? "no, no trabajé ayer, no tengo dinero, no les he dado nada".
Betzabé es madre soltera, nació hace 27 años y desde entonces ha sido pobre.
Ahora también lo son sus tres hijos.
No tienen casa y nunca la han tenido; viven en una prestada.
Betzabé Herculano, dijo "yo quisiera una casa propia, no tengo la posibilidad de comprarla, la casa se está cayendo, tiene la lámina rota, la madera está un poco podrida; crecí en una casa como esta también, mis papás no tenían la posibilidad de darme algo mejor".
Para esta familia la única herencia es la pobreza y así lo reconoce Francisca, abuela de Betzabé, una mujer de 72 años que admite que ella y los 10 nietos que cuida, sólo se alimentan dos veces al dia: el desayuno y la cena, la comida la omiten "para no acostumbrarse".
Francisca Herculano, abuela de Betzabé, comentó "no tomas leche, ya no comes pan, no comes carne, no comes cosas de antojitos porque no alcanza el dinero, no alcanza".
Y es que no les alcanza, ni para pescado, pese a vivir muy cerca del mar.
En un puerto donde la pobreza existe y contrasta con el glamour turístico de la costera.
Pero, en la colonia Simón Bolivar, de Acapulco, las carencias se observan desde cualquier punto y en cada familia y casa; quien tiene una, la construyó con madera, pedazos de tabla o restos de colchón.
Y donde tampoco se tiene para vestir.
Carmen Vázquez, habitante de la colonia Simón Bolívar, en Acapulco, indicó "el no tener para un par de calzado, el no tener para ropa, la verdad, es feo vivir en la pobreza extrema".
Pese a esas condiciones, Betzabé lucha para que sus hijos se alejen de la pobreza.
Betzabé Herculano nos dijo "hoy me desperté a las seis de la mañana, fui al mercado a comprar mis elotes, mayonesa, queso, me puse a hervirlos cuando llegué, de hecho ya están cocidos, me voy a las dos de la tarde para vender elotes y esquites a la playa"
Su única opción es así, caminar cerca de ocho horas para vender sus elotes.
Bajo un sol intenso y la indiferencia de los vacacionistas.
Betzabé Herculano comentó "me quema mucho el rayo del sol, es más las llantas del carrito se entierran mucho en la arena y para mí es muy difícil empujarlo".
Y así cae la noche para Betzabé, con sus hijos esperándola, sin comer y bajo los cuidados de la abuela.
Tras ochos horas no ha logrado terminar la venta de 10 elotes.
Betzabé se gana 80 pesos en un día bueno de venta.
Con ese dinero tienen que comer sus tres hijos y ella, vestirse y volver a invertir en los elotes que vende.
"A veces cuando no he vendido nada, me como un elote, un esquite, para no sentir mucha hambre" indicó Betzabé
Y así pasan los días para Betzabé y sus tres hijos.
En medio de la pobreza y la basura, Sarahí, Giovanni y Dhasa juegan acostumbrados a mal comer.
A usar la misma ropa por meses.
La abuela Francisca no pierde la esperanza de que algún día les llegue algún tipo de ayuda.
Tampoco Betzabé, aunque sabe que la pobreza poco a poco le está desapareciendo los sueños.
"Tener la posibilidad de darle a mis hijos un desayuno digno para ellos, y sí, despertar y no estar en la pobreza", dijo Betzabé
Sabe que si no cambia esta situación, toda su descendencia sufrirá de hambre, como ya lo hacen sus hijos.
RAMG
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