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Bienvenidos a la Cámara de Diputados de un país con 300 millones de libras de reserva, más de 450 millones de dólares.
Hay una sola sucursal de banco que abre de lunes a viernes.
Y no, no corra buscando un cajero.
Aquí no encontrará ni guaruras, ni detectores de metal, ni asesores, ni larguísimos y orondos discursos desde tribuna porque no hay tiempo.
En las Islas Falkland, un país más grande que Costa Rica, hay nada más y nada menos que 8 miembros de la Asamblea.
"En primer lugar, es un sitio bastante grande. Mucha gente piensa que las Islas Falkland son una roca pequeña, pero en efecto es muy grande", dijo Dick Sawle, miembro de la Asamblea de las Islas Falkland.
Es una comunidad sin crimen, donde los niños pueden caminar al colegio por la mañana sin problema. También es un sitio sin drogas. Es un sitio bastante tranquilo, pero en el que pasan muchas cosas, mucha actividad, sobre todo en la economía.
Territorio británico de ultramar desde hace 180 años, los habitantes de las Islas Falkland sólo reciben apoyo del Reino Unido en términos de Defensa. Son responsables de la subsistencia del país y tienen su propia Constitución.
Dick Sawl nació en Inglaterra. Migró como profesor hace 25 años y nunca imagino que aquí, producto de las oportunidades, se convertiría en dueño de una empresa de pesca que exporta a España, y luego, en congresista.
Pero no se engañe: aquí los diputados sólo son pagados a medio tiempo. Dick tiene una camioneta usada que él mismo arregla, porque no hay mecánicos.
"Hablando de nosotros, somos ocho en total. Hacemos toda la legislación aquí, manejamos el presupuesto del país. No tengo apoyo, no tengo equipo, tenemos dos secretarias que manejan la agenda, que es muy ocupada", añadió Sawl.
Pero eso va a cambiar. Los habitantes de las Islas Falkland se enfrentan a un nuevo dilema: en 4 años exportarán petróleo.
¿Cómo no volverse dependientes del crudo, y aprender lecciones?
"Lo que nosotros decimos: La industrias petrolera apoyará la economía a largo plazo. Hemos estado en Noruega y ellos usan las ganancias del petróleo en un fondo soberano y es lo que nosotros queremos hacer aquí", añadió Stephen Luxton, director de Recursos Minerales de las islas Falkland.
"Tenemos derecho a la determinación. Soy miembros de la quinta generación. Aquí mi familia vino en 1835, 151 años atrás. Tenemos derecho a vivir aquí y a explotar nuestros recursos pacíficamente", señaló.
En las Islas Falkland hay 10 veces más ovejas que personas.
En cualquier otro país, Gwyneth seria jubilada, pero aquí, maneja maquinaria pesada que embarca lana que se va a todo el mundo.
Gwyneth nació en una granja, y sus tres hijas fueron educadas a distancia.
"Bueno, antes vivíamos en una granja, sólo teníamos profesores viajeros que venían a ver a nuestras hijas. Ellas tenían un maestro que venía dos semanas y esperábamos un mes. Pero cuando venía, era personalizado, así que ellas aprendieron mucho", comentó Gwyneth Foster, habitante de las Islas Falkland.
Pero, ¿cómo cambiar de escuela o de barrio si hay problemas con un vecino?
¿Mudarse a otro pueblo, buscar pareja en un país con 3 mil habitantes y donde sólo hubo 13 matrimonios el año pasado?
"Me llamo Sarah Bowls. Tengo 31 años y estamos aquí en Stanley, capital de las Islas Falkland", señaló Saraw Bowls, habitante de las Islas Falkland.
"Bueno, supongo que los problemas vienen cuando las relaciones terminan y esta es una pequeña comunidad. Puede ser un poco frustrante porque tiendes a vivir puerta a puerta con los demás. Es un poco difícil cuando quieres alejarte. Sabemos que vivimos todos en un pequeño espacio y no hay opción más que salir adelante todos juntos", añadió Sarah Bowls.
Hay solo un súpermercado, donde un plátano puede costar casi 50 pesos. Todo se importa, excepto la carne, el pesado y la lana.
Un país con dos patrullas, pero sin anuncios.
Para ir al cine o al boliche hay que viajar hasta una base militar.
Un pequeño archipiélago sin nada del consumismo que nos atormenta a miles de kilómetros de distancia, pero con lunas gigantes, un viento que refresca y a veces congela los oídos y valles que no terminan.
Calamares gigantes, focas, elefantes marinos, orcas que los devoran y pingüinos por miles que sin miedo nos miran fijamente.
VM,
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