"Lo único que llega con seguridad es la muerte", escribió Gabriel García Márquez. Sin embargo, poco nos gusta hablar y planear respecto a ella. Las estadísticas demuestran, por ejemplo, que por cada 10 personas que fallecen, 8 lo hacen sin dejar testamento.
Es necesario tener presente que la cercanía de la muerte en casos de enfermedades o circunstancias de extrema gravedad puede llegar a provocar conflictos de valores y sentimientos, así como cuestionamientos éticos o religiosos no sólo para quien se debate con ella de forma directa, sino también para familiares, amigos e incluso para médicos y hospitales.
"El final de la vida es un momento de altísima vulnerabilidad por la situación de salud, psicológica y emocional, nos enfrentamos a una situación complicada en nuestro entorno familiar y de amigos", explicó el Dr. Víctor Martínez Bullé Goyri, investigador de la UNAM especialista en bioética y derechos humanos.
En este contexto, partiendo del reconocimiento de la nomía y dignidad de las personas, es que se ha hecho necesario encontrar la forma en que, con anticipación suficiente, cualquier persona pueda manifestar y dejar constancia de sus decisiones, acorde con sus valores y convicciones, respecto a la atención médica que se le debe o no brindar en caso de que pierda la conciencia o la capacidad para expresar su voluntad frente a una situación de gravedad.
Los habitantes de la Ciudad de México y de estados como Aguascalientes, Chihuahua, Coahuila, Guanajuato, Hidalgo, Michoacán y San Luis Potosí cuentan con la posibilidad de externar y hacer valer su decisión en torno a cómo vivir los últimos momentos de la vida a través de las legislaciones en materia de "voluntad anticipada".
Con las leyes de voluntad anticipada se busca dar a la persona la libertad de no someterse a tratamientos o procedimientos médicos que prolonguen de manera innecesaria la vida, a través de la regulación de la suspensión del tratamiento médico, dejando espacio a la continuación de la vida de forma natural, acompañada de la aplicación de cuidados paliativos, en caso de estar en fase terminal. De esta forma, se busca evitar el sufrimiento del paciente, así como de los familiares.
A pesar de que la Ley de Voluntad Anticipada del Distrito Federal fue publicada en enero de 2008, son pocos los habitantes de la ciudad que la conocen y han hecho uso de sus disposiciones. Tan sólo 1,438 personas, de las cuales 930 son mujeres y 508 son hombres, han ejercitado el recurso que provee la ley.
La Ley de Voluntad Anticipada se aplica cuando se tiene un padecimiento mortal e irreversible o existe una esperanza de vida menor a 6 meses. Sin embargo, podemos recurrir a su protección en cualquier momento. La Ley de Voluntad Anticipada del DF establece que cualquier persona puede dejar constancia en un documento, otorgado ante notario público, respecto a su voluntad frente a la eventualidad de una enfermedad incurable o una fase terminal. Los requisitos son sólo tener 18 años de edad, una identificación oficial con fotografía y estar en el pleno y cabal uso de nuestras facultades mentales.
"Con el documento de voluntad anticipada se consigue proteger la dignidad y nomía para vivir esos últimos momentos como uno decide y no como decidan los demás", concluyó el Dr. Martínez.
Es importante distinguir que la Ley de Voluntad Anticipada regula la "ortotanasia" (que significa muerte digna), no la "eutanasia". Es decir, la ley permite dejar de recibir tratamientos, más no permite la realización de alguna conducta que tenga como consecuencia el acortamiento intencional de la vida.
Las voluntades anticipadas aportan tranquilidad, así como seguridad ética y jurídica tanto a los médicos como a los familiares. Su origen histórico se encuentra en Estados Unidos. Su avance y desarrollo se ha dado de la mano del reconocimiento de la dignidad y nomía individuales en el ámbito de la medicina y la bioética, a la par de los avances en el andamiaje de la protección de los derechos humanos.
Marzo es en el Distrito Federal el mes de las voluntades anticipadas, por lo que la realización del documento en todos los notarios de la ciudad tendrá un costo de 1,200 pesos. Se recomienda acudir acompañado de la persona que se nombrará como representante, quien vigilará el cumplimiento del documento.
En el Documento de Voluntad Anticipada puede dejarse constancia, además, de la decisión respecto a la donación de órganos.
Se trata de la posibilidad de vivir, conforme a nuestros principios y convicciones, hasta el último día.
VM,
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