El 18 de agosto de 2004, en Puerto Príncipe, el equipo de fútbol de Brasil venció al de Haití de forma apabullante: seis goles a cero. A pesar de que la radical diferencia en el marcador podría interpretarse como un acto de humillación, no fue así. El suceso no generó animadversión hacia los brasileños; al contrario, se trataba del "partido por la paz", organizado con el fin de contribuir a los esfuerzos de pacificación en el área y para levantar el ánimo de los haitianos.
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