El adiós de Juventina (Parte 1)

Por Aldo Meza | Fuente: Noticieros Televisa | 2013-02-13

El adiós de Juventina

La disputa de tierras en Guerrero entre la delincuencia organizada y activistas ecologistas ha cobrado, desde 2011, la vida de 15 personas

"Aquí las amenazas se cumplen".

"Ya volvieron a amenazar y fuerte".

"Si no se han detenido para matar a mujeres y niños, quiere decir que lo pueden volver a hacer".

Su crimen fue una muerte anunciada. Sólo bastó una amenaza que al final se consumó, sin que nadie pudiera evitarlo. 

"Cuando me maten, porque me van a matar en cualquier rato, dice, quiero que me llores, pero me lloras recio, fuerte. Y ya se fue, jamás la vi", recuerda Leonor Ochoa, sobrina de Juventina Villa.

"En esta parte de la sierra la delincuencia organizada tiene esa característica de que solamente avisa una vez, avisa una vez y si no se obedeció lo que ellos dijeron, prácticamente el segundo encuentro es de muerte", dice Manuel Olivares, de la Red Guerrerense de Organismos Civiles de Derechos Humanos.

Y así fue como sucedió. Juventina Villa Mojica, quien fue dirigente de la Organización de Campesinos Ecologistas de la Sierra de Petatlán y Coyuca de Catalán, en Guerrero fue asesinada junto con su hijo Reynaldo, de 17 años, en diciembre pasado durante una emboscada.

Una de sus hijas de sólo 10 años, quien iba con ellos, vio cómo su madre y hermano morían a manos de 20 hombres armados. 

"Y bajaron al niño de la moto, lo hincaron, lo pusieran a rezar, lo mataron ahí enfrente de doña Juventina e inmediatamente a ella. La niña que se salvó, la niña de 10 años que se salvó, pues narra toda esa situación", explica Manuel Olivares.

Juventina y su esposo Rubén Santana, también asesinado en el 2011 y originarios de la comunidad de La Laguna, en el municipio de Coyuca de Catalán, eran activistas ecologistas que denunciaron a talamontes y narcotraficantes para evitar que les robaran sus terrenos para actividades ilícitas en la Sierra de Guerrero.

"Doña Juventina no permitía que se talara el bosque, pero ya no podían ni salir de sus viviendas, menos para luchar", detalla Bertoldo Martínez, del Frente de Organizaciones Democráticas de Guerrero.

"Eso inmediatamente les trae amenazas, llamadas telefónicas, ofrecimientos de dinero", reconoce Manuel Olivares.

"¿tiene relación con el narcotráfico? Claro, precisamente una de las cuestiones de talamontes y narcos es por el control precisamente del territorio para la siembra de estupefacientes", dice Bertoldo Martínez.

El crimen contra Juventina Villa se da luego que el gobierno de Guerrero había aceptado que 43 familias amenazadas por grupos de la delincuencia, fueran trasladadas para su protección, de la comunidad de La Laguna a Puerto las Ollas.

Pero, la muerte de Juventina por la defensa de sus tierras, no ha sido la única. Su familia ha padecido el asesinato de 16 integrantes: niños, adolescentes, mujeres y hombres. Como si se tratara, dicen, de una culpa que traen en la sangre.

"Eso es todo el motivo, que nacimos siendo familias, por eso mataron a mis hermanos. Nos han hecho tantas cosas, a mí me han matado a cinco hermanos, mataron a mi esposo, mataron a mis tíos, los hermanos de mi mamá, ahora mataron a mi tía, a mi primo, a mis primos porque son dos", afirma Leonor Ochoa, sobrina de Juventina Villa.

"Son 16 muertos familiares de doña Juventina y Rubén Santana Alonso, pero tenemos una lista como de 30 muertos, 30 asesinados, no sabemos cuántos muertos más vaya a haber", asegura Manuel Olivares.

La oleada de crímenes contra la familia de Juventina y los protectores ecologistas de la Sierra de Guerrero, se da en un contexto de violencia que lleva al menos ocho años. 

Las causas se derivan de distintos conflictos relacionados con la siembra de enervantes, ajustes de cuentas, tala clandestina y narcotráfico. 

De 2011 a la fecha la Red de Derechos Humanos en Guerrero ha contabilizado 15 ecologistas asesinados y dos desaparecidos.

"Desde hace dos años que tenemos conocimiento de esta problemática que enfrentan los habitantes de la laguna, se dictaron medidas cautelares y dentro de esas medidas cautelares son medidas de protección", detalla Hipólito Lugo, visitado general de la Comisión de Defensa de Derechos Humanos de Guerrero.

Y es que luego de 10 años de tragedias, 16 crímenes y un sin número de amenazas,  la familia de Juventina está acostumbrada al miedo, sin saber quién podría ser el próximo muerto. Y así son todos sus días.

"Pero ahorita lo que nos preocupa más es que ya volvieron amenazar y fuerte que van a venir a caer aquí", afirma Leonor Ochoa.

Es la familia de Juventina Villa, ahora con más muertos que vivos y que no sólo padecen la angustia y la extrema pobreza, sino que además enfrentan otro drama: el ser desplazados en su propio país.

"Yo creo que son condiciones que solamente a lo mejor pueden compararse con los desplazamientos que de repente provoca la guerra", concluye Manuel Olivares.

 

AGHO

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