La crisis de los misiles de Cuba 50 años después

Por Graham Allison | Fuente: Foreign Affairs Latinoamérica | 2013-01-09

Crisis de los misiles en Cuba

"A 50 años de la crisis de los misiles, las enseñanzas que este suceso dejó nunca fueron tan relevantes para la formulación de política exterior estadounidense respecto a la relación con China, Corea del Norte e Irán"

Hace 50 años, la crisis de los misiles de Cuba llevó al mundo al borde del desastre nuclear.

Durante el enfrentamiento, el presidente John F. Kennedy pensó que la probabilidad de una escalada a la guerra era de "entre el 30% y el 50%", y lo que hemos aprendido en las décadas posteriores no ha modificado esa probabilidad. Ahora sabemos, por ejemplo, que además de misiles balísticos nucleares, la Unión Soviética había movilizado cien armas nucleares tácticas a Cuba, y el comandante soviético local podría haber lanzado este tipo de armas sin necesidad de códigos adicionales o de órdenes de Moscú.

El ataque aéreo y la invasión que Estados Unidos había programado para la tercera semana de la confrontación probablemente habrían provocado una respuesta nuclear contra los buques y las tropas estadounidenses, y quizá incluso contra Miami. La guerra resultante podría haber causado la muerte de cien millones de estadounidenses y de más de cien millones de rusos.

El argumento principal de la crisis es conocido. En octubre de 1962, un avión espía estadounidense descubrió a la Unión Soviética tratando de infiltrar misiles con cabezas nucleares a Cuba, a 145 kilómetros de la costa de Estados Unidos. Kennedy determinó desde el principio que esa situación era inaceptable. Después de una semana de deliberaciones secretas con sus asesores de mayor confianza, anunció el descubrimiento al mundo e impuso un bloqueo naval para evitar envíos adicionales de armas a Cuba.

El bloqueo evitó que ingresara material militar adicional, pero no pudo impedir que los soviéticos pusieran en operación los misiles que ya estaban allí. Después de una tensa segunda semana durante la cual Kennedy y el Primer Ministro soviético Nikita Kruschev se enfrentaron, ninguna de las partes retrocedió.

El sábado 27 de octubre fue el día decisivo. Gracias a las grabaciones secretas que Kennedy hizo de las deliberaciones, podemos ser testigos de lo que se dijo: se puede escuchar a los miembros del Comité Ejecutivo Presidencial especial del Consejo de Seguridad Nacional (o ExComm) mientras debaten sobre las opciones que sabían que podrían llevar a un apocalipsis nuclear. En el último momento, la crisis se resolvió sin guerra, ya que Kruschev aceptó una oferta final de Estados Unidos en la que se comprometió a no invadir Cuba a cambio del retiro de los misiles soviéticos.

Todos los Presidentes desde Kennedy han tratado de aprender de la lección por ese enfrentamiento; irónicamente, medio siglo después, cuando la Unión Soviética no es más que un recuerdo lejano, las lecciones que dicha crisis dejó para la política actual nunca fueron mayores.

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Hace 50 años, la crisis de los misiles de Cuba llevó al mundo al borde del desastre nuclear. Durante el enfrentamiento, el presidente John F. Kennedy pensó que la probabilidad de una escalada a la guerra era de ?entre el 30% y el 50%?, y lo que hemos aprendido en las décadas posteriores no ha modificado esa probabilidad. Ahora sabemos, por ejemplo, que además de misiles balísticos nucleares, la Unión Soviética había movilizado cien armas nucleares tácticas a Cuba, y el comandante soviético local podría haber lanzado este tipo de armas sin necesidad de códigos adicionales o de órdenes de Moscú. El ataque aéreo y la invasión que Estados Unidos había programado para la tercera semana de la confrontación probablemente habrían provocado una respuesta nuclear contra los buques y las tropas estadounidenses, y quizá incluso contra Miami. La guerra resultante podría haber causado la muerte de cien millones de estadounidenses y de más de cien millones de rusos.


El argumento principal de la crisis es conocido. En octubre de 1962, un avión espía estadounidense descubrió a la Unión Soviética tratando de infiltrar misiles con cabezas nucleares a Cuba, a 145 kilómetros de la costa de Estados Unidos. Kennedy determinó desde el principio que esa situación era inaceptable. Después de una semana de deliberaciones secretas con sus asesores de mayor confianza, anunció el descubrimiento al mundo e impuso un bloqueo naval para evitar envíos adicionales de armas a Cuba. El bloqueo evitó que ingresara material militar adicional, pero no pudo impedir que los soviéticos pusieran en operación los misiles que ya estaban allí. Después de una tensa segunda semana durante la cual Kennedy y el Primer Ministro soviético Nikita Kruschev se enfrentaron, ninguna de las partes retrocedió.


El sábado 27 de octubre fue el día decisivo. Gracias a las grabaciones secretas que Kennedy hizo de las deliberaciones, podemos ser testigos de lo que se dijo: se puede escuchar a los miembros del Comité Ejecutivo Presidencial especial del Consejo de Seguridad Nacional (o ExComm) mientras debaten sobre las opciones que sabían que podrían llevar a un apocalipsis nuclear. En el último momento, la crisis se resolvió sin guerra, ya que Kruschev aceptó una oferta final de Estados Unidos en la que se comprometió a no invadir Cuba a cambio del retiro de los misiles soviéticos.


Todos los Presidentes desde Kennedy han tratado de aprender de la lección por ese enfrentamiento; irónicamente, medio siglo después, cuando la Unión Soviética no es más que un recuerdo lejano, las lecciones que dicha crisis dejó para la política actual nunca fueron mayores.

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