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SIDNEY, Australia, Ene. 3, 2012.- Durante la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos y Nueva Zelanda probaron en secreto una bomba para causar un gran tsunami en las zonas costeras de Japón.
Así lo descubrió el escritor neozelandés Ray Waru, después de examinar documentos e informes guardados en el archivo militar de Nueva Zelanda con el propósito de recabar información para su nuevo libro.
Waru dijo en una entrevista que las casi 4.000 pruebas efectuadas en la península de Wanngaparaoa, cerca de la ciudad de Auckland, ahora un paraje muy concurrido por los excursionistas, demostraron que la bomba era un arma viable.
El programa de pruebas denominado "Proyect Seal" comenzó en 1944, y según apunta el escritor, la bomba que perseguían desarrollar tenía como objetivo destruir instalaciones militares en la costa de Japón para abrir las vías a una invasión.
Según las investigaciones del autor, la bomba que se desarrolló con el apoyo logístico del gobierno de Nueva Zelanda y la tecnología de Estados Unidos, llegó a tener potencia suficiente para causar una ola de "10 a 12 metros de altura".
Pero las pruebas revelaron que una explosión no podía producir un tsunami, pero la detonación de dos millones de kilos de explosivos repartidos en diez cargas colocadas en línea y a ocho kilómetros de la costa, podía crear olas de un tamaño destructivo.
De acuerdo a Waru, el plan fue abandonado definitivamente en 1945, meses antes de que aviones de la fuerza aérea estadounidense arrojaran las bombas atómicas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki.
En 1999, el diario New Zealand Herald informó que documentos desclasificados por el gobierno indicaban que en Nueva Zelanda se habían hecho pruebas para desarrollar una bomba con capacidad para causar grandes olas.
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