Artículos relacionados »
CULIACÁN, México, nov.25, 2012.- La investigadora Tatiana Kokina Yurova, señaló que es errónea la percepción de que los mayas predijeron el fin del mundo, pues creían en la palingenesia, la regeneración cíclica del universo.
"Las aportaciones astronómicas de los Mayas al mundo son muy significativas pero apenas conocemos una pequeña parte de este legado, por la destrucción que se ha hecho de gran parte de sus libros y otros testimonios de esta cultura", expuso.
Al disertar la conferencia "Noche de las estrellas: El Universo Maya", mencionó que los científicos tienen la gran responsabilidad de seguir estudiando y redescubriendo las grandes proezas que este dejaron este grupo de indígenas.
La investigadora universitaria participó en el programa de la Noche de las Estrellas 2012 organizado por el Centro de Ciencias de Sinaloa, manifestó que a esta cultura erróneamente se le ha tomado como la que predijo el fin del Mundo.
Estableció que si se estudia y diera a conocer la realidad se puede decir que los mayas consideraron una serie de ciclos sin principio ni fin, interrumpidos por cataclismos o catástrofes que significaban el retorno al caos primordial.
"Pero nunca dijeron que se acabaría el mundo porque creían en la palingenesia, la regeneración cíclica del universo", subrayó.
La catedrática de la Escuela de Ciencias de la Tierra y el Espacio comentó que la obsesión de los Mayas por el movimiento de los cuerpos celestes es lo que impresiona y mantiene en constante estudio a los astrónomos en lo relativo al calendario solar.
Explicó que el movimiento de los cuerpos celestes determinó la construcción de sus grandes ciudades tratando de escenificar estos fenómenos en la Tierra.
Manifestó que los Mayas dejaron plasmados en sus códices numerosos cálculos de los ciclos lunar, solar, venusiano y la tabla de periodicidad de los eclipses, fenómenos que aún siguen apareciendo en las fechas marcadas por ellos.
Entre esos códices destaca el Dresde o Codex Dresdensis, que es un libro de los mayas de Chihén Itzá, que data del siglo XI o XII y se considera que el libro más antiguo escrito en las Américas por los historiadores.
En su contenido se observa una serie de rituales asociados con el final del ciclo de 365 días y el inicio del siguiente.
El periodo anual es sido dividido en 18 secciones de 20 días con sus respectivos nombres, seguidos de una sección adicional de cinco días (los uayeb), considerados de mala suerte y que además no eran nombrados.
Señaló que gracias a la aportación de los Mayas, actualmente se pueden observar fenómenos celestes extraordinarios que para los investigadores son una fuente valiosa para comprobar la aparición de nuevas estrellas y otros cuerpos siderales.
Asimismo, más fácilmente pueden determinar con anticipación y precisión los eclipses solares y lunares.
[[order]] [[autor]] escribió el [[time | date DD/MM/YYYY HH:mm]]
[[comment]]