En una ciudad como ésta, lo mismo puede vivir el ratón más famoso del mundo, que el letrero que probablemente más veces ha sido fotografiado. Lo mismo las más famosas celebridades que quien se ha quedado sin nada, lo mismo alguien que llega con poco y se quedó con menos o quien lo encuentra todo.
Lo mismo un turista oriental, un mesero hondureño o una mexicana que triunfa y uno que limpia pisos, que al cruzar la frontera sólo tenía dos opciones, una era llegar, la otra era morir.
"Caminé siete días por el desierto. Llegamos a un lugar que se llamaba Huanga, entre la nieve, montes, animales y todo eso. Vamos a descansar 5 minutos, al tiempo que yo me iba a sentar voltee a ver y había un esqueleto", recuerda Jorge Hernández.
"Es un sufrimiento el que tiene un trabajador inmigrante desde el momento que deja su tierra, cruza una frontera y es perseguido por autoridades de migración. Actuando de forma verdaderamente racista", dice Raúl Murillo, director de Hermandad Mexicana en Los Angeles.
Dreams o dreamers, soñadores o sueños, realidades o fantasías, no importa si lo son o lo hacen, no importa si lo consiguen o no, lo que buscan siempre es lo mismo.
"Pero bueno, aquí estamos en este país, llegué a los ángeles, fue muy duro, llegué y hubo un trabajo en la costura trimeando, ahí mismo conocí a una persona que trabajaba en un restaurante. Y me dijo si quiere trabajar hay uno de 'dishwasher' ¿qué es dishwasher?, le dije. Uno se queda a dormir en el garage, en las bancas, en los parques", explica Jorge Hernández.
"Aquí los trabajadores indocumentados realizan los trabajos más pesados, desde las labores en el campo, en las cosechas, en los soles, en las deshidrataciones hasta las labores nocturnas de mantenimientos en los edificios más grandes de las ciudades. Es un sufrimiento, pero aparte de eso es vivir en las sobras, es ir de su casa tener que manejar largas distancias sin licencia, ahorrar por meses para comprar un vehículo, y ser detenidos por las autoridades", asegura Raúl Murillo.
Literalmente a unos cuantos kilómetros de los grandes edificios del centro de Los Angeles, está la zona centro sur y sur de esta ciudad, una de las comunidades latinas más importantes de todo el país, aquí prácticamente se vive en inglés. La importancia electoral que tienen es tal, que este seis de noviembre más de tres millones de mexicanos votaran tan sólo en Los Angeles.
Y ahí, justo ahí, se viven las historias en español en un lugar en donde lo que se habla es el inglés.
"Quiero tener un buen trabajo y asegurar un mejor futuro", dice Fabiola, dreamer.
Es la carta que Fabiola, duranguense de 17 años, escribe al Gobierno de los Estados Unidos. En ella, explica por qué quiere obtener su "acción diferida"
"Estoy aquí para tener lo que dijo Obama, para tener un mejor futuro".
Alrededor de 80 mil jóvenes han aplicado para este permiso temporal de trabajo.
"El dreamact es una cosa sumamente importante para nosotros como padres de familia, pero nuestra lucha es una reforma migratoria integral. Que legalice a los 12 millones de trabajadores sin documentos y a sus hijos que son los dreamers", insiste Raúl Murillo.
Y así caminan por las calles del sur de Los Angeles o del norte de Manhattan o de la Villita de Chicago, en la invisibilidad que provoca la falta de documentos, con el miedo que provoca no tenerlos. Así caminan los dreamers, hoy jóvenes, que cruzaron de niños la frontera de manera ilegal, muchas veces en brazos de sus padres.
"Ilegalmente, mi mamá me trajo en brazos. Me trajo en brazos y pasamos la línea. Aplicar para el dreamact y si me lo dan buscar un mejor empleo y regresar a la escuela", dice Marisol, dreamer.
Marisol, tiene 23 años, dejó su natal Guerrero a más de tres mil kilómetros y 22 años de distancia y ella es dreamer y ella sueña.
"Con miedo, sí. De que me fuera a agarrar migración y me saliera. Quisiera salir y entrar, tomar vacaciones e ir para atrás como si nada, pero no puedo".
"¿Por qué se quiere hacer ciudadano? Para tener derecho a votar, porque amo a este país. Porque este país me ha dado muchas oportunidades y aquí he formado mi familia".
Ellos son residentes norteamericanos, que toman clases todos los días para lograr ser ciudadanos.
Historia de los Estados Unidos, geografía y hechos actuales serán los temas de los cuales serán cuestionados, en la única oportunidad que tienen para lograrlo.
¿Cuáles son los colores de la bandera? Rojo, azul y blanco. ¿Qué significan las estrellas de la bandera? Los 50 estados
"Una vez que obtiene la persona su residencia legal, su tarjeta verde, el green card, después de 5 años, puede aplicar para la ciudadanía, lo que le da los derechos plenos, votar, elegir a sus representantes, o ellos mismos ser votados. Ligar pasar su examen y hacer su juramento", afirmó el director de Hermandad Mexicana, en Los Angeles.
Y es que ahí mismo, en las mismas calles, en las mismas ciudades, tal vez en los mismos barrios, están ellos, pero ellos con una tarjeta verde que sin ser ciudadanos, los sitúa un escalón superior a quienes son indocumentados. Son los tres millones de mexicanos, que obtuvieron su residencia tras la amnistía otorgada por el gobierno en 1986.
"Pude arreglar papeles de la amnistía, tuve que arreglar papeles, documentación que si había comprados una televisión, una cama, metí los pases de bass, cartas que me mandaban y los talones de cheque y así fue como yo obtuve", explica el migrante Jorge Hernández.
?Quiero estar aquí y uno vive diferente. Vive uno diferente siendo ciudadano. La diferencia, son tiene más ayuda para uno y yo ahorita no tengo nada ligar ya puedo votar, es lo que ellos dicen ligar pero yo sí quiero ir a votar?, asegura Eloísa Montes, aspirante a ciudadana.
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