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"Ustedes nos convienen más muertos que vivos, porque muertos vendemos sus órganos. ?Mira para no cansarte, hubo intento de violación, a mi compañero lo violaron, a María, igual", explica un refugiado.
María Nilda Ramírez, refugiada, relata: "Se había agudizado la represión, entonces ya se me había vuelto muy complicado estar en Guatemala".
"Vine sólo, pero algún día regresaré con mi maleta colmada de alegría", asegura King Patua, refugiado.
Con un peligroso viaje en lancha de Camerún a Nigeria, una larga parada en Berlín y un boleto sin regreso a la Ciudad de México inició la historia.
Una de las mil 700 historias de hombres y mujeres refugiados en México.
"Me puse un vestido de mujer, a dios gracias las mujeres ahí también son grandes, tomé un barco que cruzó todo el Atlántico de Camerún a Nigeria. Fue como un día, muy peligroso. Y de Nigeria, el gobierno, la embajada de México me dio rápidamente la visa", recuerda Jean Louisse Vignard, camerunés de 50 años, un destacado economista y opositor al régimen que desde 1982 gobierna aquel país y fue precisamente eso, lo que hace siete años lo hizo, literalmente huir, huir de la nación que lo había visto nacer.
"Fue un problema muy difícil, me salí de mi país porque fui secretario general de Common King Party que es un partido radical, el presidente de mi país, cambió la constitución y yo le dije no señor presidente tu o eres un rey y tienes que respetar la democracia.
"El gobierno toma la decisión de matar a todos los dirigentes de partidos. Unos salimos a otros países, otros murieron en la cárcel. Tengo una historia muy triste, no me gusta mucho hablar de ella. Porque la injusticia que tenemos en África es demasiada".
"Un refugiado es una persona que se ha visto forzada a desplazarse porque su vida, su libertad, su integridad están en peligro. Una persona refugiada, en primer lugar, tiene un permiso de residencia permanente, lo que le da derecho a trabajar, no quiere decir que consiga trabajo pero legalmente tiene el derecho, tiene derecho a la Salud, tiene acceso al Seguro Popular, tiene derecho a la reunificación familia ligar tiene derecho a la educación", informa Mariana Echandi, oficial de información de la ACNUR.
En la mayoría de los casos, quien busca la protección de un estado ajeno al suyo, ha tenido que tomar la decisión de dejar una vida atrás, enfrentándose ahora a la soledad y en muchos casos a la discriminación y pobreza.
"Todo el estrés y la situación de violencia por la que han tenido que salir de sus países, el rompimiento de sus familias, de sus formas de vida, el estigma y trauma de la violencia y persecución. La incertidumbre del acceso al procedimiento, del reconocimiento como refugiados", dice José Luis Loera, director de la Casa del Refugiado.
"No nos preparamos en nada. Salimos, nos dividimos a todas partes del mundo. Un amigo murió en Virginia en los Estados Unidos, otros en Krashe, a mí me ayudó Dios que yo llegué a México, fui a Durango, de ahí al DF y el gobierno me dio esa oportunidad de ser refugiado", recuerda Jean Louisse Vignard.
Se encuentra también con un mundo absolutamente desconocido en tradiciones, costumbre, forma de vida e idioma que se convierte en un importante obstáculo para salir adelante.
"Llegué a México, no sabía hablar una palabra de español, estoy en el aeropuerto con mi maleta así, llegó con un policía sorry sir y me dice: No hablo inglés. Saco mi fm2 y me dice "no vale" y le digo -cómo no vale, señor- y me dice que quiere mi pasaporte", agrega Vignard.
Cómo ésta, las historias de refugiados en el mundo se repiten por millones. Divididas en situaciones de emergencia como la que hoy se vive en la frontera de siria; campamentos de más de 5 años, como Dhadhaab en Kenia con 20 años de existencia y los refugiados urbanos.
"Una tendencia nueva que ha detectado el ACNUR. Que es el 50% del total de los refugiados del mundo y diría el 100% en México y en el continente americano ligar se integran a la vida en una ciudad, en un pueblo, en una comunidad, rentando una vivienda y eso los hace un poco invisibles", manifiesta Mariana Echandi.
Y aunque Camerún, hoy se ve en tiempo distancia sumamente lejano, para Jean Louisse, ni siete años en el exilio, ni más de 12 mil kilómetros de distancia, han logrado que el pasado deje de estar presente.
"Siempre, siempre, porque tengo mi hija, la extraño mucho. Pero me escribo cada día para llorar, ojalá que más adelante yo pueda pedir la reunificación familiar, para que ellos puedan venir aquí conmigo, porque un papá sin sus hijos es como que se perdió una parte de su cuerpo".
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