ATLIXCO, México, sep. 6, 2012.- Luego de más de un año de labores de restauración hechas a once piezas de arte sacro de los siglos XVI y XVIII, entre óleos de gran formato, un relieve de madera de 200 kilos y una escultura estofada, especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) devolverán estos bienes religiosos a la comunidad de Atlixco, Puebla, en fecha próxima.
Los objetos novohispanos, pertenecientes al Ex Convento de Santa Clara, llegaron el 14 de junio de 2011 a la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC), en la Ciudad de México, para ser intervenidos por un grupo de ocho especialistas, tras el delicado estado que presentaban, provocados por problemas de humedad que sufrió el inmueble tras el temblor registrado en 1999, y que ocasionó grietas y filtraciones.
"Las once obras forman parte de un proyecto integral de restauración del Templo de Nuestra Señora de la Natividad, perteneciente al Ex Convento de Santa Clara, que se comenzó en 2010 con la intervención in situ de 11 pinturas sobre la vida de la Virgen María", informó la restauradora María Fernanda Muñoz Castillo.
"Posteriormente ?continuó-, a mediados de junio del año pasado, se gestionó la atención de once piezas más: nueve pinturas de caballete, que en promedio tienen entre 2.2 metros de longitud y 2 de ancho, así como un relieve en madera con diseños en hoja de oro (de 1.5 metros de alto y ancho), conocido como Patrocinio de Santa Clara, y una escultura estofada y policromada de alrededor de 1.3 metros de altura con la representación de San Antonio de Padua".
De acuerdo con la especialista, se prevé una tercera etapa de restauración en 2013, en la que la CNCPC contempla la atención in situ de otros dos cuadros de gran formato (de entre 6 metros de longitud y 7 de ancho), del siglo XVIII, firmados por el pintor novohispano Luis Berrueco, los cuales iconográficamente aún siguen en estudio, debido a que tienen la representación de más de 100 personajes religiosos.
Las nueve pinturas al óleo atendidas por los restauradores del INAH, versan sobre la vida de San Francisco de Asís, Santa Clara y el Niño Jesús. "Todos los cuadros datan del siglo XVIII, excepto la obra La presentación del Niño Jesús y la Virgen María, que es del XVII y fue hecha por el pintor Cristóbal Talavera; las demás obras son anónimas, pero de una exquisita calidad artística", explicó Muñoz Castillo.
Las ocho obras restantes se titulan: San José y El Niño, San Francisco sobre la vanidad del mundo, Patrocinio de Cristo Flagelado, El nacimientos de Juan Duns Scoto, Aprobación de la regla de los hermanos menores franciscanos, San Francisco y la fundación de las tres órdenes seglares franciscanas, Recepción de Santa Clara por San Francisco y Moribundo y la abogacía de su alma contrita.
Rotura de soporte, debilitamiento del bastidor por ataque de insectos, desprendimiento de capa pictórica, abrasión, recortes de textil, oxidación de barniz y deyecciones de animales, son solo algunos de los deterioros padecidos por los óleos novohispanos, ocasionados principalmente por humedad, suciedad y afectaciones derivadas del temblor que sacudió a Puebla en los años 90.
La atención hecha por los restauradores del INAH, implicó un proceso de fumigación y limpieza detallados de los óleos, seguidos por una serie de análisis, entre ellos de rayos X, infrarrojo, luz ultravioleta, cortes estratigráficos y florescencia de rayos X, que permitieron identificar cada uno de los materiales que componen las obras, sus diversos niveles de pigmentación y barniz, así como los pentimentos (trazos hechos y desvanecidos por los autores).
María Fernanda Muñoz señaló que luego de esos estudios, se realizó el fijado y consolidación de la base de preparación y de la capa pictórica, después se aplicaron nuevos soportes a los originales ya degradados, a fin de darles estabilidad a los óleos; se hicieron los resanes necesarios y se eliminaron repintes y barnices oxidados; además se reintegraron pigmentos y se añadió una capa de barniz protectora a cada pintura.
Por lo que toca al relieve del Patrocinio de Santa Clara, "se le realizaron trabajos de fumigación, limpieza, consolidación, resane, y fijación de fragmentos que estaban a punto de desprenderse, así como unión de tablones separados y la reintegración de capa pictórica y hoja de oro, lo que permitió contrarrestar las afectaciones ocasionadas por humedad, polvo, deyecciones de paloma y ataque de insectos", detalló la experta.
La pieza pesa 200 kilos y originalmente fue creada con aplicaciones de delgadas hojas de oro y pigmentos al temple formando diseños de flores; muestra en el centro a Santa Clara -fundadora de la orden de las Clarisas, rama femenina de la orden franciscana y patrona del Ex Convento de Santa Clara- con los brazos extendidos hacia el frente, y bajo su manto (sostenido por ángeles que vuelan a los costados) cuatro monjas de cada lado.
A su vez, la escultura de San Antonio de Padua, tallada en madera con decoración de hojas de oro y diseños florales, presentaba el desprendimiento de la capa pictórica, provocado por humedad, ennegrecimiento por contacto con flamas de veladoras, diversas fracturas a consecuencia de un golpe que en algún momento recibió, falta de soportes, desfasamiento de algunas partes, así como aplicación de resanes hechos con adhesivos sintéticos, cemento y clavos.
La pieza, que muestra al santo portando una Biblia y el hábito franciscano, fue fumigada y desinfectada, para posteriormente fijar la capa pictórica y los fragmentos que estaban débilmente sostenidos, se hizo el retiro de clavos y rellenos sintéticos, y se le aplicaron nuevos resanes con injertos de madera, así como reintegración de micas doradas y pigmentos.
Las obras de arte religioso se regresarán en breve a Atlixco, donde sus pobladores podrán admirar otra vez su belleza, además de recuperar su importancia religiosa, histórica y artística.
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