CIUDAD DE MÉXICO, México, ago. 8, 2012.- Cinco millones 27 mil metros cúbicos. Es la cantidad promedio de agua que se precipita en el Valle de México cada año. Sólo una quinta parte de infiltra al subsuelo.
"Asfaltamos, construimos, techamos, vamos cubriendo de concreto. El agua no puede filtrarse", dijo José Miguel Guevara Flores, jefe de Proyectos Especiales del Valle de México de la Comisión Nacional del Agua.
Le llaman fábrica. En realidad se coseche. No granos o frutos, sino lo que cae del cielo.
"El agua de lluvia que es captada por estos sujetos se filtra y esta agua, eventualmente, llega al acuífero de la Ciudad de México", señaló Eduardo Cota, director de Restauración Pronatura-México.
En las faldas del Izta-Popo se ubica el primer campo de captación de agua de lluvia en el país.
"En partes, hay mucho declive, se llegan a llenar las tinas y en partes nomás (sic) la mitad", señaló Tomás Rodríguez, ejidatario de Amecameca.
Se aprovecha la pendiente de las laderas, que a diferencia de las planicies, sus suelos facilitan la filtración.
La porosidad permite también que filtre el agua a través de ellas. En algunos lugares miden 40 y 40 por dos metros de largo.
Auspiciados por una Asociación Civil, el gobierno e incluso la iniciativa privada y ejidatarios de la zona, participan en la construcción de las llamadas tinas ciegas en los sitios donde antes pastaban animales.
"Van de 40 por 40 cuadras y de dos metros de largo. 10 metros entre tina y tina. Si se pasa el agua, ahí capta el agua la otra tina, por eso van intercaladas", añadió Hilario Hernández, ejidatario de Amecameca.
En unas 250 hectáreas se han construido 162 mil 500 tinas. Se recargan un millón 250 mil metros cúbicos de agua cada año.
"El agua que utilizarán 17 mil personas con una dotación diaria de 200 litros de agua", aseveró Eduardo Cota, director de Restauración Pronatura-México.
"Estamos aprovechando o filtrando aproximadamente un 60 por ciento de lo que cae", añadió Domingo Montes de Oca, coordinador Reforestación Pronatura-México.
Este proyecto, que originalmente era una obra para la conservación de suelos, se está replicando en otras zonas como el Pico de Orizaba.
"Y en algunas otras partes del país, incluso, ha habido visitas de gente de la República Checa", dijo Domingo Montes de Oca.
El proyecto representa una alternativa a largo plazo, para enfrentar el problema de la disponibilidad del líquido, pues el 72.8 por ciento del agua que se consume en el Valle de México se extrae del subsuelo.
El objetivo es darle una oportunidad al suelo para que se recargue de agua.
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