Tlatelolco estrena museo arqueológico

Por Redacción | Fuente: Cortesía | 2011-12-16

Producto del trabajo conjunto entre el INAH y la UNAM abrió sus puertas el Museo de Tlatelolco que reúne 300 piezas prehispánicas que revelan el devenir de la ciudad gemela de Tenochtitlan

CIUDAD DE MÉXICO, México, dic 16, 2011.- Más de 65 años de investigaciones realizadas en la ciudad gemela de México-Tenochtitlan, se resumen en el Museo de Tlatelolco, que se estrena en la Ciudad de México, donde aproximadamente 300 piezas arqueológicas revelan el carácter espiritual de esta antigua urbe, cuya población tenía acceso a los espacios sagrados, a diferencia de sus hermanos tenochcas, que se destacaron por su papel militar.

Instalado en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco (CCUT), el nuevo recinto es resultado de una fructífera colaboración entre el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

El Museo de Tlatelolco se divide en dos grandes secciones que abarcan alrededor de 1,100 m2. La primera de ellas -en el área que ocupaba el auditorio del CCUT- aborda la fundación de la ciudad hacia 1337 d.C., así como su desarrollo, hasta llegar a la época de Contacto español, a inicios del siglo XVI.  Cabe recordar que Tlatelolco fue el último bastión del imperio mexica ante la conquista española, pues en ella se refugió el soberano Cuauhtémoc durante 76 días.

El segundo apartado del museo, dispuesto en el primer piso de la torre del CCUT, narra por medio de planos, códices y crónicas, redactadas por Hernán Cortés y los frailes Toribio de Benavente "Motolinia", Diego Durán y Bernardino de Sahagún, el impacto que las ciudades gemelas de Tenochtitlan y Tlatelolco -asentadas en un medio lacustre-, produjeron en los colonizadores; y la evolución y permanencia de algunos de los oficios prehispánicos.

Módulos interactivos, videos y recreaciones ambientales, son algunas de las novedades tecnológicas que complementan el discurso museográfico, el cual fue evaluado por un comité compuesto por expertos del INAH y la UNAM: los arqueólogos Salvador Guilliem y Lucía Sánchez de Bustamante, del Proyecto Tlatelolco; la historiadora María Teresa Uriarte y el director del CCUT, Sergio Raúl Arroyo, respectivamente.

El guión científico del Museo de Tlatelolco respeta la esencia misma de los acervos, que son resultado de los hallazgos registrados a partir de una investigación y exploración interdisciplinaria desarrollada por el INAH desde 1944. Las piezas prehispánicas, bajo potestad del Instituto, ahora se encuentran en un espacio digno para el conocimiento de toda la sociedad.

Gran parte de los objetos en exhibición, como cerámica, lítica, concha, entre otros elementos, dan testimonio de la naturaleza espiritual de Tlatelolco, la ciudad gemela de Tenochtitlan. A pesar de las similitudes y cercanía entre ambas urbes mexicas, la diferencia entre ellas radicaba en el acceso que tenía la población tlatelolca a los espacios sagrados.

Es decir, en Tlatelolco se manifestó esa comunicación entre el pueblo y sus deidades, en contraste con Tenochtitlan, donde las áreas dedicadas al culto estaban restringidas. Asimismo, las ofrendas en la urbe tenochca demuestran la fuerza del imperio mexica producto de las conquistas.

Entre las piezas más antiguas que se muestran al público, se hallan esculturas teotihuacanas de 150 a.C., las cuales fueron "saqueadas" por los propios mexicas de Tlatelolco para legitimar su poder. Además de pipas, maquetas, patojos, cajetes, vasijas de asa de estribo, sahumadores, fragmentos de murales y textiles, que refieren al esplendor alcanzado por esta metrópolis, célebre por su tianguis, entre 1400 y 1519 d.C.

Destaca también, la presentación de un gran depósito que fue descubierto entre 1987 y 1989, en el templo dedicado a Ehécatl-Quetzalcóatl, donde se recuperaron 54 ofrendas, 41 entierros y más de dos mil objetos que datan de 1454-1458 d.C., cuando sacerdotes de la ciudad, tratando de poner fin a una gran sequía, realizaron sendas peticiones a los dioses de la fertilidad.

Asimismo, sobresale el Altar-Tzompantli del Patio Sur, fechado hacia 1428 d.C., el cual se compone por los cráneos perforados de enemigos vencidos; y la Ofrenda 6 del Templo Mayor de Tlatelolco (1376 d.C.), que simboliza la conexión entre los trece cielos, los nueve niveles del inframundo y los cinco puntos del universo, a través de la disposición de puntas de proyectil hechas de obsidiana, barras de copal, un carapacho de tortuga y una cuenta de piedra verde que alude al vértice sagrado.

Entre las piezas estelares se encuentran tres dinteles de madera -restaurados a lo largo de cinco lustros-, cuya antigüedad se ha calculado entre 500 y 800 años, que formaron parte de alguno de los antiguos templos que pudo haber visto Hernán Cortés al arribar a Tlatelolco. La escena tallada representa a sacerdotes en procesión que convergen en el símbolo solar.

Para este nuevo recinto arqueológico, el Museo Nacional de Antropología prestará durante un año 24 piezas de Tlatelolco que son parte de su acervo, entre ellas un plato de fondo ondulado llamado Cuauhxicalli. Después vendrá una exposición temporal con el hallazgo reciente de entierros coloniales en el Gran Basamento del antiguo asentamiento mexica.

Es así como el Museo de Tlatelolco complementará la visita a esta zona arqueológica, en la que se distribuyen 67 estructuras, edificaciones que salieron a la luz en distintas etapas de investigación -principalmente en los años 40, 60 y 80 hasta nuestros días-, gracias al interés de especialistas como Pablo Martínez del Río, Antonieta Espejo, Robert Barlow, Alberto Ruz Lhuillier, Francisco González Rul, Eduardo Matos, Braulio García, Eduardo Contreras y Salvador Guilliem, entre otros.

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