Miles de grafitis decoran muros de hospital en Roma

Por Agencia | Fuente: EFE | 2011-10-24

Notas de bienvenida para bebés que acaban de nacer, o están por hacerlo, tapizan paredes, techos, suelo, y hasta escaleras, que conducen a la sala de partos del Hospital San Camillo Forlanini

ROMA, Italia, oct. 24, 2011.- "Ha nacido el rey","Bienvenido el niño más bello del mundo", "Gaia, eres pura poesía", son algunas de las miles de frases escritas en las paredes, techos y hasta en las ventanas de las escaleras que conducen a la sala de partos del Hospital San Camillo Forlanini de Roma.

El Hospital San Camillo Forlanini, situado en el centro de Roma, alberga, además de otras especialidades médicas, el departamento materno infantil, de obstetricia y ginecología, cuyos tres pisos están tan tapizados de grafitis que apenas se puede distinguir el color de las paredes.

Los lemas, escritos con todo tipo de letras y con la completa gama de colores, están dedicados al niño que ha nacido o al que está a punto de salir del vientre materno.

Los hay muy emotivos y exultantes: "Ha nacido una estrella llamada Alisya"; otros revelan impaciencia: "David, te estamos esperando, ¡apúrate!", y algunos dejan constancia de la fecha, hora y hasta la talla del bebé: "Marco Aurelio, 3,450 kg, nació a las 11:46".

De hecho, no queda espacio para uno más.

Las notas de bienvenida han colmado no sólo las paredes sino también las escaleras, las puertas, el suelo, el techo, los vidrios de las ventanas, los ascensores y hasta las señales informativas, que parecen más un gigantesco baño de un antro que una zona hospitalaria.

Una enfermera que aparece en el rellano de la escalera prefiere no revelar su nombre, recelosa por el reciente caso de una madre que tras el parto vio que sus mellizos eran trasladados a dos hospitales diferentes por falta de incubadoras.

El asunto ha traído polvareda a San Camillo y el personal desconfía de la presencia de reporteros.

Y es que si no hay incubadoras para dos sietemesinos, tampoco "el hospital de los grafiti" brinda una sala de espera para familiares y acompañantes, que matan el tiempo con este tipo de decoración espontánea.

A pesar del mutismo reinante, la enfermera refiere que los primeros grafitis empezaron a ser escritos hace unos cuatro años y, así con el pasar del tiempo se han convertido en una tradición para todos los que tienen que lidiar con las últimas horas de espera.

Además de estamparlos con lo que se lleva encima, bolígrafo, rotulador o pintura, los familiares se distraen con leyendas como esta: "Hace 22 horas que te esperamos en las escaleras y todavía no sabemos cómo te llamarás".

Más abajo, la misma mano anuncia: "Leonardo, eres bellísimo".

O este otro: "Está por nacer en Roma un nuevo vaquero: Matteo. 15:30, todavía nada desde ayer por la noche. Te estamos esperando".

Algunas frases están acompañadas por trazos que conforman corazones, flores o personajes de dibujos animados.

Otros compiten por ser originales: "Eloisa, bienvenida, bella de papá. Me has hecho caca encima, pero no importa, al final me has hecho crecer a mi también".

"Es algo bonito, dejar un mensaje de amor", opina Marco Ottaviani, un padre que todavía no ha escrito nada pero que ya ha localizado el espacio donde dejará la fecha y hora del nacimiento de su hijo. "Apenas le den de alta a mi esposa, iremos juntos a escribir un mensaje", dijo a Efe.

La opinión de Ottaviani no la comparten, sin embargo, algunos de los que trabajan en el hospital, para quienes el grafiti les parece una horrenda manera de dejar constancia del amor por los recién nacidos.

"Está prohibido, pero igual lo hacen, porque en Italia lo público no le importa a nadie", comenta un enfermero.

Luego, pregunta a un compañero: "Si tanto les gusta, ¿por qué no escriben esto en las paredes de sus casas? ¿O en las clínicas privadas? Estoy seguro de que no lo hacen".

Pero, a juicio de otra enfermera, "no hay nada que hacer".

"Es un problema de la dirección, que debería usar los nombres escritos para rastrear a quienes han manchado las paredes del hospital", asegura en broma, quizás porque intuye que es una idea muy improbable.

Un joven encargado de la limpieza afirma que cada tanto pintan las paredes y borran los mensajes de puertas y ventanas, pero en pocos meses ya no queda espacio para escribir nuevas frases de bienvenida como la que señala: "La ciudad se inclina para recibir a la bebé más bella, bienvenida, Ludovica".

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