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GUANAJUATO , México, oct 21, 2011.- "La música no existe como tal a menos de que haya alguien escuchándola, tenemos que entender eso para llevarla a la gente", opinó el reconocido pianista Francesco Libetta, quien se encuentra en México para participar en el Festival Internacional Cervantino.
El artista, quien se ha abierto paso en la escena musical de su país y después cimentado una sólida trayectoria internacional, considera que "en Italia toda carrera musical siempre va después de la ópera, ésta tiene una importancia por encima de las demás".
Libetta afirmó que el programa que presentará en el FIC "proviene del virtuoso repertorio pianístico. A menudo el virtuosismo se entiende como querer mostrarse al otro como si fuera un prestidigitador, pero para algún sacerdote, el virtuosismo o la virtud representan más una cuestión espiritual. Lo que yo hago es una búsqueda interior de las emociones. No permanezco en la superficialidad de un desarrollo mecánico".
En el primer concierto, el 21 de octubre, ofrecerá Papillons Op. 2 de Robert Schumann, "una pieza revolucionaria para su época que escribió cuando tenía 20 años de edad, una gran innovación para el romanticismo temprano".
Asimismo interpretará Variaciones sobre un tema de Paganini Op. 35, obra conformada por 28 pequeñas variaciones, "también es un Brahms joven que decide experimentar a través de esta composición. En aquella época, la pianista más virtuosa de la época era Clara Schumann, esposa de Robert, y cuando vio la partitura le pareció imposible de ejecutar, se negó a tocarla toda, pero escogió ciertos fragmentos para interpretarlos".
Para contrastar, Libetta incluyó en su programa Para Elisa, de Ludwig van Beethoven. "Cuenta la historia que Elisa nunca existió, el maestro tuvo que cambiar el nombre porque originalmente iba a ser para Teresa, la hija de su médico, pero éste se rehusó".
El pianista, investigador, compositor y director afirmó que tiene preparada una sorpresa para su presentación del domingo 23, en el Auditorio de Minas, donde ejecutará piezas de Claude Debussy, Maurice Ravel y Franz Liszt.
"Cada faceta de mi trabajo retroalimenta a la otra, como ejecutante me sirve ser compositor ya que puedo entender cómo se escribió la música y de esta manera se interrelacionan las demás aristas en las que me desempeño", afirmó.
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