Investigan antigüedad de sitio arqueológico en Chihuahua

Por Redacción | Fuente: Cortesía | 2011-08-16

El hallazgo de un piso de adobe en La Cueva de la Golondrina, en Chihuahua, cambia la cronología que se tenía de la región

CIUDAD DE MÉXICO, México, ago 16, 2011.- En casas acantilado, viviendas construidas en el interior de la Cueva de La Golondrina, en la región de Madera, Chihuahua, arqueólogos descubrieron un piso de adobe característico de la época agrícola, cuya antigüedad se calcula corresponde a 1000 d.C.; el hallazgo cambia las cronologías que se habían determinado para este sitio arqueológico de Aridoamérica, el cual se pensaba fue ocupado en épocas más remotas, hacia 1000 a.C.

La localización de dicho piso se dio durante los trabajos de conservación llevados a cabo en ese sitio de la cultura Casas Grandes, por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), con apoyo de la Fundación Kaplan a través de la World Monuments Fund, organismo que desde hace 10 años participa en la preservación de estas antiguas construcciones edificadas al interior de cuevas.

El arqueólogo Eduardo Gamboa, director del Proyecto para Preservar los Vestigios Arqueológicos de la Cueva de la Olla, informó que el hallazgo se registró recientemente al explorar la Cueva de La Golondrina -ubicada a 400 metros de la primera-, para estudiar los pozos estratigráficos que investigadores norteamericanos hicieron en 1940 y que desde entonces quedaron al descubierto.

"Al realizar la limpieza de los pozos excavados por especialistas norteamericanos para documentar la estratigrafía (las capas de tierra), descubrimos que los materiales encontrados por ellos, como madera, cerámica y cuerpos momificados, fueron localizados en un contexto que no era precerámico, es decir antes de nuestra era, como ellos lo afirmaron.

"Son de época prehispánica, particularmente del denominado periodo agrícola, que se asigna para esta cultura (1000 d.C), porque esos vestigios estaban sobre el piso de adobe descubierto y no debajo, por lo que corresponde a un lapso en que los antiguos habitantes de la cultura Casas Grandes ya usaban dicho material para la construcción de sus viviendas".

Es decir, dijo, que la Cueva de la Golondrina fue habitada en los primeros siglos de nuestra era, "ahora lo que toca es analizar los vestigios y demostrar que los resultados de las investigaciones hechas en 1940 por los estadounidenses Seats y Leaster -quienes establecieron una de las ocupaciones humanas más antiguas de Chihuahua-, están equivocadas", comentó el arqueólogo del INAH.

Paralelamente al redescubrimiento de esta cueva, como lo define el propio Eduardo Gamboa, en los últimos 10 años se han catalogado cerca de 180 sitios de casas acantilado en las regiones de Madera y Casas Grandes, como resultado de temporadas de trabajo que van de dos a tres años por proyecto.

Las casas de acantilado, explicó, son edificaciones -algunas de más de tres niveles de altura-, de la cultura Casas Grandes (950?1660 d.C.) edificadas en el interior de los abrigos rocosos de la Sierra Madre Occidental.

Asimismo, además del registro sistemático de estos espacios, se ha logrado trabajar en la preservación de los mismos, con el apoyo financiero de la Fundación Kaplan, y cuyos recursos se han ocupado para la conservación, y en algunos casos la instalación de señalización.

"En este sentido, hemos trabajado en la conservación de los sitios Cuarenta Casas, Huápoca, y las cuevas Grande y de las Rancherías, que se localizan en rangos de 30 o 40 kilómetros al sur de Madera".

El arqueólogo del Centro INAH-Chihuahua añadió que la parte de la investigación de estos sitios se ha efectuado con recursos del Instituto, mientras que con el Programa de Empleo Temporal (PET) se han efectuado labores de limpieza y deshierbe, y se han habilitado andadores, para la puesta en valor de estos lugares.

Entre los sitios investigados a lo largo de una década, Eduardo Gamboa destacó el redescubrimiento de la Cueva de Las Jarillas, reportada en el siglo XIX por el noruego Carl Lumholtz, un conjunto de 25 abrigos rocosos con gran cantidad de casas acantilado y graneros.

"Todo el año antepasado hicimos el trabajo de campo en Las Jarillas, y ahora nos dedicamos al estudio de gabinete, que consiste en analizar todos los materiales encontrados para dar cuenta de qué rescatamos, e integrar los materiales a los acervos del INAH."

También señaló que se han trabajado los sitios de la región de Madera: Cueva Grande, Cuarenta Casas y Conjunto Huapoca, donde se consolidaron las cuevas, se habilitaron centros de visitantes, andadores y señalización, y se elaboraron planes de manejo para cada una, "con un enfoque de carácter medioambiental y social, porque pensamos que no puedes conservar la cueva si no conservas el medio".

Eduardo Gamboa comentó que actualmente el equipo de arqueólogos trabaja en la conservación de Cueva de la Olla, uno de los sitios arqueológicos de casas acantilado de la época agrícola, una de las más importantes de Chihuahua; ahí se detectaron daños por el paso del tiempo y el ganado, que han incidido en muros con grietas, algunos de los cuales se están colapsando.

"Nos dimos a la tarea de enumerar los cuartos de la cueva y luego identificar qué trabajo de conservación es necesario en cada cuarto y en cada muro; en algunos casos es necesario hacer resanes, en otros inyectar grietas y en otros realizar excavaciones arqueológicas para descubrir los pisos originales.

"Entre otras cosas descubrimos la superficie de una banqueta debajo de la cual probablemente se encuentre un entierro humano, ya que era común sepultar a la gente en los pisos de las casas. Durante agosto quitaremos escombros y consolidaremos muros", explicó el especialista.

Finalmente, el arqueólogo Gamboa adelantó que se construirá un andador para que los visitantes puedan ingresar al interior de la cueva sin pisarla, y así evitar su deterioro.

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