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CIUDAD DE MÉXICO, México, jul. 30, 2011.- El desarrollo de anticuerpos, en particular del tipo scFV, para la neutralización del veneno del alacrán Centruroides noxius Hoffman, fue dado a conocer por Alfredo Torres Larios, del Instituto de Fisiología Celular (IFC) de la UNAM.
Al año se estima que ocurren 1.2 millones de picaduras de alacrán en el orbe, con más de tres mil muertes reportadas por esa causa, de ahí la relevancia de los antivenenos, según dio a conocer la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) mediante un comunicado.
El experto explicó que los antivenenos de la tercera generación o faboterápicos son el método de elección para su tratamiento, pero por las posibles reacciones adversas ocasionadas por choque alérgico, ha continuado la búsqueda de una cuarta generación.
Recordó que con un trabajo multidisciplinario que involucró a cuatro grupos de investigación en tres áreas distintas, integrantes del IFC, en colaboración con académicos del Instituto de Biotecnología (IBt), obtuvieron el premio Canifarma 2010.
Detalló que el reconocimiento fue en el área de Investigación Tecnológica, que otorgan la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica (Canifarma) y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Abundó que el uso del antiveneno que investigan disminuye significativamente la probabilidad de choques anafilácticos y potenciales costos de producción. Forma un complejo muy estable con la toxina Cn2 y neutraliza los efectos de esta última y del veneno completo de C. noxius.
Alfredo Torres destacó que 'nuestro trabajo representa un ejemplo del poder de la tecnología empleada para el estudio en general de las interacciones fármaco-receptor'.
Explicó que su trabajo conjunta el ataque a un problema de salud pública mundial con la creación de un formato de anticuerpos recombinantes de origen humano y la incorporación de la tecnología de cristalografía de rayos X, indispensable para su mejoramiento y avance.
El trabajo ganador fue producto de la colaboración con Juan Carlos Canul, Lidia Riaño, Enrique Rudiño, Baltazar Becerril y Lourival Possani, investigadores del IBt.
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