Eduardo Matos narra historia de la arqueología mexicana

Por Redacción | Fuente: Cortesía | 2011-06-10

En 'Arqueología del México Antiguo', Eduardo Matos hace un recorrido cronológico por el desarrollo de esta disciplina en nuestro país

EDUARDO MATOS HABLA A NOTICIEROS TELEVISA.COM


El desarrollo histórico de la arqueología en México, es narrado por el reconocido arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma en su nuevo libro Arqueología del México Antiguo, que aborda desde los primeros estudios realizados por sociedades prehispánicas, las investigaciones documentadas hechas por evangelizadores en el siglo XVIII, la creación del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) en 1939, hasta la aplicación de nuevas técnicas que facilitan el quehacer de esta disciplina en la actualidad.

Dicha publicación -editada recientemente por el INAH y que forma parte de la colección Corpus Precolombino de la editorial italiana Jaca Book- reúne casi 400 imágenes de diversos sitios arqueológicos, mapas, códices, petrograbados, piezas prehispánicas, pinturas, excavaciones, documentos e investigadores de esta ciencia social, que permiten mostrar la importancia de la arqueología en nuestro país.

"A lo largo de las páginas de este libro refiero los diversos aspectos que conforman la historia de la arqueología en Mesoamérica. Analizo y relato su desarrollo desde sus orígenes hasta el momento actual: desde su conformación, corrientes académicas, técnicas utilizadas y creación de instituciones que la impulsaron, hasta sus protagonistas en cada etapa de su historiografía y el contexto en el que se desenvolvieron", comentó el arqueólogo Eduardo Matos.

"La arqueología -agregó el investigador emérito del INAH- nos ha llevado al pasado de los pueblos de la antigüedad para saber acerca de ellos, y nos ha permitido estar frente a frente con la obra del hombre y con el hombre mismo.

Matos Moctezuma mencionó que en los nueve capítulos que integran la publicación narra diversos momentos clave de la arqueología en México, entre ellos: "explicaciones sobre el origen de los pueblos prehispánicos desde tres perspectivas: la que atribuían las culturas prehispánicas a sí mismas -que se relacionaba con sus dioses-, las que les asignaron los españoles y la visión científica".

En su libro, el experto en la cultura mexica destaca lo que considera como los primeros esbozos de la arqueología en la época prehispánica, "los mismos pueblos mesoamericanos buscaron sus orígenes al estudiar otros sitios, por ejemplo, los mexicas acudían a Teotihuacan (abandonada siglos atrás) para observar la arquitectura y objetos, que copiaban y reproducían posteriormente en Tenochtitlan. 

Ya en la Colonia, destacó Eduardo Matos, con el impacto de los pensamientos de la Ilustración durante el siglo XVIII, surge el interés de la Corona española por saber sobre el pasado de las culturas nativas de la Nueva España.

"Durante ese siglo, España empezó a ser atacada por sus enemigos europeos que desacreditaban la conquista de América en virtud de que habían sojuzgado a pueblos bárbaros. Curiosamente, los primeros en responder a esta acusación fueron los frailes jesuitas al crear algunos libros que contrarrestaban dichas acusaciones", declaró el arqueólogo.

"Dos ejemplos al respecto fueron los frailes Francisco Javier Clavijero y Pedro José Márquez, quienes a partir de sus textos ?publicados alrededor de 1785 y 1800, respectivamente? defendieron a los pueblos prehispánicos al referirse a ellos como grupos inteligentes y con vastos conocimientos que hicieron notar en piezas y sitios arqueológicos como Xochicalco y El Tajín".

En Arqueología del México Antiguo, Matos Moctezuma narra el momento en que fueron encontrados los monolitos de la Piedra del Sol y la Coatlicue (1790) en el Zócalo de la antigua ciudad de México. "Al momento de su hallazgo, el también llamado Calendario Azteca se empotró en la catedral; sus características aludían a los conocimientos que tenían los mexicas sobre la medición del tiempo".

"En cambio, la Coatlicue fue llevada a la Universidad Real y Pontificia; los españoles no la entendieron en ese momento y representó una amenaza para la religión católica, porque en las tardes los indígenas del lugar llevaban cirios a la diosa de la tierra para adorarla, por ello fue enterrada en el patio del colegio".

El arqueólogo Eduardo Matos comentó que fue en la época independentista cuando surgió el interés en la recuperación del pasado. "A partir de la Independencia se buscó la unión con el mundo prehispánico y se glorificó aquel pasado, cuyos mejores ejemplos son el Escudo y Bandera nacionales, que denotan el símbolo mexica del águila parada sobre el nopal devorando una serpiente".

"Posteriormente, otro hecho importante -abundó- fue la orden dada por Maximiliano de Habsburgo (1864-1867) para que el Museo Nacional se trasladara de la planta alta del edificio de la Universidad Real y Pontificia (1825), a la antigua Casa de Moneda (6 de julio de 1866), en el hoy Centro Histórico de la Ciudad de México".

Entrado el Porfiriato (1876-1911), continúo el arqueólogo, se dieron sucesos interesantes, como la inauguración del Salón o Galería de Monolitos en el Museo Nacional (16 de septiembre de 1887), así como las excavaciones en la Pirámide del Sol en Teotihuacan, encomendadas a Leopoldo Batres, para celebrar el Centenario de la Independencia, y cuyos trabajos comenzaron el 20 de marzo de 1905.

Matos Moctezuma destacó también las investigaciones hechas por Manuel Gamio (1916-1920), quien llevó a cabo la primera excavación estratigráfica en México, en el pueblo de San Miguel Amantla, en Azcapotzalco, y además realizó el proyecto antropológico de carácter integral: La población del Valle de Teotihuacan, a finales de la primera década del siglo XX.

En el volumen, Eduardo Matos también expone la relevancia de la creación del INAH en 1939, y la incorporación a éste de la entonces Escuela de Antropología (que tuvo sus inicios en el Instituto Politécnico Nacional), instituciones que repercutieron en motivar el interés de los jóvenes por la arqueología y la antropología, y formarse en estas ciencias.

En el apartado de reflexiones finales, el arqueólogo del INAH concluye con una frase que dijo en su ingreso al Colegio Nacional (1993), en que destaca la importancia de la arqueología al considerarla "una disciplina que penetra en el tiempo de los hombres y de los dioses. Lo mismo descubre el palacio del poderoso que la casa del humilde; encuentra los utensilios del artesano y las obras creadas por el artista; (?) descubre la presencia de sociedades complejas o comunales; las prácticas rituales de la vida y la muerte"; es decir, se enfoca en el pasado de los pueblos, su evolución y desarrollo en el tiempo.

INFORMACIÓN E IMAGEN CORTESÍA DEL INAH

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