La ruta del silencio, el tráfico de mujeres (1 de 3)

Por Danielle Dithurbide | Fuente: Noticieros Televisa | 2011-02-28

Por usos y costumbres, miles de mujeres indígenas son intercambiadas por algunos objetos materiales, pero también son obligadas a prostituirse

CIUDAD DE MÉXICO, México, feb. 28, 2011.- Una o varias botellas de aguardiente, algunos kilogramos de carne, una que otra pieza de pan. Una reja de refrescos o un cartón de cervezas pueden ser suficientes, según los usos y costumbres, para tener a una mujer.

"Todavía siguen vendiendo mujeres, todavía siguen escogiendo matrimonios, todavía se siguen intercambiando a las mujeres por vacas, por rejas", señaló Alma del Mar Ramírez, de la Fundación León XIII de Chiapas.

"El papá sí te pide dinero. ¿Cuánto dinero? Depende, como quieren mil pesos, tres mil pesos, cuatro mil pesos", dijo Marco Antonio Velasco, de Cancuc, Chiapas.

Pero también hay una lista de precios, en pesos y centavos, que aunque a veces se apega a los usos y costumbres, se convierte en una trampa y un boleto para recorrer "La ruta del silencio".

"En aquellas culturas que se maneja todavía por usos y costumbres, pero el trámite del tratante es el mismo; yo doy un dinero, tengo derecho sobre la mujer", añadió Federico Pohls, director del Centro Fray Julián Garcés.

Ahí en la montaña, los días terminan y las noches llegan, pero la vida parece que no avanza.

"Los hombres son muy machistas, te pegan, la mujer sirve para ser criada en la casa, entonces es lo que yo no quiero. Quiero superarme", compartió Candelaria, una mujer Chanal en Chiapas.

Llegar a las comunidades de los Altos de Chiapas es llegar a comunidades que se rigen por los usos y costumbres, y aunque es muy importante no confundir los fenómenos, se convierten en un factor que facilita a los tratantes su actividad.

El amor no existe. La mujer es vendida al mejor postor.

"Para ellos no es que esté bien o esté mal, sino que así eternamente lo han vivido", dijo Alma del Mar Ramírez, de la Fundación León XIII de Chiapas.

"Entonces como que ay, no somos animales para que nos vendan", agregó Candelaria.

Pero en la ancestral tradición se encontró el anzuelo perfecto para el engaño.

"Puede ser por enamoramiento. Tenemos mujeres que se las han llevado a ferias, que de pronto me dicen me salvé por un pelito porque me estaban llevando para que yo me acostara con esta persona", añadió Federico Pohls.

El enamoramiento vendrá de promesas, promesas rotas de origen.

"El tratante suele tener muchos recursos a su disposición, la idea es ofrecerle a la mujer una vida distinta a la que tiene", comentó el director del Centro Fray Julián Garcés.

"Yo le hice caso de todas las cosas que él me prometía, que me decía eran verdades, pero en realidad n fue así", compartió Maura López, indígena de San Andrés Larráinzar.

En otros casos ni siquiera la conquista es necesaria, una oferta es suficiente.

"Vienen y te dicen, quieres trabajar, yo te puedo pagar bien, te voy a pagar esto, pero a veces te engañan y te llevan a la prostitución", señaló Yol Te´, indígena de San Juan Chamula.

"El trabajó es fácil, puedes ganar mucho más dinero, qué voy a hacer? Nada, nada, más una limpieza, vas a limpiar cristales, vas a trapear, vas a barrer. No, no es complicado el trabajo, y luego vas a trabajar ocho horas y vas a ganar cuatro mil o cinco mil a la quincena", añadió señaló Yol Te´.

Es Yol Te´, mujer Chamula, a quien grabamos con cámara oculta. Según sus tradiciones, al fotografiarlos se les va el alma, pero el alma y muchas cosas más se las habían robado antes, a los 15 años.

Reportera: Y qué le pasó no era cierto. ¿A dónde se la llevaron?
Yol Te´: En un bar
(R): ¿En bar en dónde?
(Y): En Cancún, donde llegaban hombres.

"Estamos hablando de delincuencia organizada, se permite esa cadena de traslado de las personas, de reunión, acogimiento y todo de las personas para ser explotadas", señaló Federico Pohls, director del Centro Fray Julián Garcés, director del Centro Fray Julián Garcés.

A Yol Te´ la engañaron como a miles de mujeres al año, casi todas provenientes de Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Veracruz,  que por seguir una costumbre, tratar de salir adelante o simplemente enamorarse, caen en manos de quien escribirá su cruel destino.

Mañana martes, la ruta para llegar a Tenancingo, Tlaxcala, un lugar donde la ley es letra muerta.

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