Argelia, otra nación africana envuelta en la pobreza

El presidente de Argelia, Abdelaziz Bouteflika, acumula 12 años en el poder, pero podría perderlo a causa de la pobreza. Casi cinco millones de habitantes viven con menos de 26 pesos al día

EL CAIRO, Egipto, feb. 24, 2011.- El desierto del Sahara se come hasta el 80 por ciento del territorio argelino.

Ahí, los termómetros siempre buscan sumar récords. En el día, se llegan a registrar hasta 50 grados centígrados. En la noche, el mercurio desciende hasta los menos diez. Y el agua es oro.

Bajo estas condiciones inhóspitas, la vida apenas se abre paso. Pero bajo estas dunas, se encuentra el motor de esta nación norafricana.

La producción del petróleo alcanza a diario los dos millones 125 mil barriles. Es el décimo segundo país que más exporta crudo en el mundo. Estados Unidos le compra alrededor del 23 por ciento de su producción diaria. 

Y en cuanto a gas natural, Argelia ocupa el séptimo lugar global.  El 97 por ciento de todo lo que Argelia vende son combustibles fósiles y sus derivados. En pocas palabras, varios países dependen en cierta medida de Argelia.

Y lejos del desierto, la ciudad que le dio el nombre al país.

Es Argel, que mira hacia el Mar Mediterráneo. Sus casi tres millones de habitantes la convierten en la tercera ciudad más importante del norte de África. El estilo de vida europeo se abre paso en esta región. En el sur, en cambio, se conserva la vida tradicional del desierto.

Pero todo el mundo quiere estar cerca del agua. Noventa por ciento de los 34 millones de argelinos vive en la zona costera, gracias a la fertilidad de sus tierras dada su proximidad con el Mediterráneo.

Sin embargo, esta cercanía con Europa provoca que Argelia, igual que Marruecos, se haya convertido en un país de tránsito de miles de indocumentados africanos que sueñan con mejores condiciones de vida en naciones como España y Francia.

Otra característica que marcó a Argelia fue la ocupación francesa, que duró 132 años.

Después de ocho años de lucha encabezada por el Frente de Liberación Nacional, Argelia se independizó del país europeo en 1962. Más de un millón de personas murieron para eso.

El Frente de Liberación Nacional accedió al poder y se quedó como partido único. Un año después, instauró el socialismo y tras un golpe de Estado, en 1965, la libertad argelina adquirió tintes verde olivo.

"Los militares han mantenido un poder bastante grande al margen de las normas constitucionales, entonces, digamos, no es un régimen democrático", explica el analista internacional Farid Kahad.

El ejército tomó las riendas. El ministro de Defensa se quitó el uniforme y se puso el traje de político. Houari Boumediene llevó a cabo la nacionalización de varias industrias, incluida la petrolífera. Este militar recurrió a la represión para mantener el control.

Basta recordar una de sus famosas frases... "cuando en un país subdesarrollado alguien se mueve, se le liquida".

Murió en 1978. Otro militar, el coronel Chadli Bendjedid, fue su sucesor. Sólo que en vez de aislarse, abrió las puertas hacia la neoliberalización.

Concedió más espacio a las iniciativas privadas e introdujo lentamente una economía de mercado.

Hasta que llegó 1985 y Argelia sufrió un gancho al hígado. Se desplomaron los precios del petróleo. La situación social se agravó porque las oportunidades escasearon hasta el mínimo. Como ahora, la mayoría de la población no pasaba de los 30 años..Cientos de miles de jóvenes no tenían trabajo, sin vivienda, sin futuro..

El hartazgo obligó a la exigencia de elecciones en 1988. Grupos de musulmanes recurrieron a las protestas. Los reprimieron en respuesta. El ejército mató a cerca de 500 personas. El turismo se alejó y todavía no vuelve.

El creciente apoyo de la sociedad a los islamistas, considerando que el 99 por ciento de la población es musulmana sunnita, llevó a una polarización, que terminó en una guerra civil en la que 200 mil argelinos murieron, entre 1991 y 1999.

Ese año, con el apoyo del ejército, Abdelaziz Bouteflika asumió el poder. Su mayor logro fue poner fin al conflicto bélico gracias a un acuerdo de reconciliación. Se disolvió  la mayor organización terrorista de Argelia, fueron  indultados todos sus miembros. Sin embargo, otros grupos mantuvieron acciones armadas.

Pero actualmente Bouteflika acumula 12 años en el poder. Podría perderlo por el aumento de la pobreza.

De los 35 millones de habitantes, casi cinco millones viven con menos de 26 pesos al día. El desempleo alcanza casi el diez por ciento, casi el doble que en México. Y la comida está cada vez más cara.

"En Argelia, la elite militar es una elite militar corrupta", dice el profesor Mourad Zarrouk, de la Universidad Autónoma de Madrid.

La falta de servicios es otra fuente de la insatisfacción popular. En enero pasado volvió a pasar lista.

Y como marco de todo la gente ya no quiere que siga vigente un estado de excepción, que rige desde la guerra civil y que permite al gobierno hacer prácticamente lo que le dé la gana.

"En 1991 se instaura el estado de excepción que suspende la mayoría de los derechos constitucionales. Es básicamente un mecanismo para preservar el régimen de turno", explica Farid Kahad, analista internacional.

Estas protestas contra el presidente Bouteflika no han sido apoyadas por los islamistas, ni  por los socialistas. Son producto de un descontento generalizado. Y el empujón fue el regalo de los tunecinos y egipcios.