CIUDAD DE MÉXICO, México, ene. 3, 2013.- El mediodía de este jueves tomaron posesión los legisladores estadounidenses que resultaron electos el 6 de noviembre de 2012.
Los congresistas entrantes deberán enfrascarse, en aproximadamente mes y medio, en una discusión que parece no tener fin: el techo de deuda, el presupuesto y cómo rescatar la economía estadounidense con reformas permanentes.
Para los analistas económicos de la prensa estadounidense, se trata de una labor complicada después del desgaste que mantuvieron los partidos en las negociaciones de los últimos días.
De acuerdo con Jorge Suárez Vélez, el presidente Barack Obama llevó las cosas a extremos innecesarios por no ceder y aceptar algunos recortes al gasto del gobierno, eso, asegura, complica las cosas de cara a la discusión que se avecina para definir el techo de endeudamiento y el presupuesto del gobierno federal.
En palabras del propio Barack Obama, la discusión que se avecina puede volverse un deja vú y hacernos recordar el debate de febrero de 2012, cuando Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal de EU, negociaba el techo de deuda y el presupuesto del gobierno federal en el Congreso estadounidense.
Bernanke empleó el término Fiscal Cliff para escenificar de forma gráfica el abismo al que se enfrentaba Estados Unidos: una tremenda recesión. "Vendrá un abismo fiscal consistente en grandes recortes de gastos e incrementos de impuestos", afirmó entonces.
Los cierto es que la clase política se esfuerza en poner fin a los privilegios fiscales aprobados para reactivar la economía estadounidense, a partir de la Tax Relief Reconciliation Act, firmada en 2001 y renovada en 2003, en la etapa ejecutiva de George W. Bush, para bajar los impuestos. Era una medida temporal y se vencía en 2010.
Entonces, Barack Obama la amplió dos años más a través de la Budget Control Act.
Si no se hubiera llegado a un acuerdo, los impuestos habrían subido a los niveles que tenían cuando William Clinton era presidente, pero dado el estado de la economía estadounidense, tampoco podían permitirse esa alza.
Sin embargo, el recorte de impuestos redujo los ingresos del Estado. Antes de las medidas aprobadas por Bush, Estados Unidos tenía superávit fiscal, es decir, recibía más de lo que gastaba.
A partir de 2002 el balance comenzó a invertirse y el gobierno gasta más de lo que recauda. Desde ese año, el déficit ha crecido año con año y ha llegado a ser de 1.2 billones de dólares por año. Además, la deuda pública (lo que el estado pide prestado para seguir funcionando), es de 16.4 billones de dólares, la cifra más alta de su historia.
La visión republicana
Jorge Suárez Vélez explica que la economía estadounidense debe crecer, para lo cual es necesario hacer algunos ajustes.
Esos cambios, según los legisladores republicanos, es reducir los gastos del Estado; cortar beneficios en salud, educación, apoyos y pensiones. Una parte de su enfado se fundamenta en que no estaban de acuerdo en aumentar los impuestos.
La visión demócrata
El partido que apoya al presidente Barack Obama ha sostenido que no recortará el gasto del gobierno y ha pedido aumento a los impuestos. La única concesión de la Casa Blanca fue, precisamente, el umbral para elevar las contribuciones.
Mientras la propuesta original de Obama era aumentar la tasa impositiva a quienes ganaran más de 250 mil dólares anuales, el vicepresidente Joe Biden negoció que se elevara a 400 mil anuales, para individuos, y a 450 mil al año, para familias.
La visión de Buffett
El 14 de agosto de 2011, el magnate Warren Buffett aseguró que los millonarios de Estados Unidos debían pagar más impuestos.
En una columna publicada en el diario The New York Times declaró que los días en que los millonarios pagaban bajos impuestos debían terminar si la nación deseaba terminar con sus problemas de deuda.
De acuerdo con el inversionista, "nuestros líderes han pedido que compartamos un sacrificio conjunto", dijo. "Pero cuando lo hicieron, se olvidaron de mí. Cuando lo consulté con mis amigos súper ricos para saber qué expectativas tenían sobre esta decisión, ellos también habían sido olvidados."
De acuerdo con el magnate, mientras los más pobres y la clase media pelean por la nación en Afganistán y hacen un esfuerzo por llegar a las metas económicas, los "mega ricos" obtienen "exenciones fiscales".
Buffet explicó que muchos inversionistas como él ganan millones por sus labores diarias que les permiten clasificar como ingresos por concepto de "interés acumulado", obteniendo un descuento de 15% en el pago de impuestos.
"Estos beneficios y bendiciones llegan a nosotros gracias a legisladores en Washington que se sienten comprometidos a protegernos, como si fuéramos búhos u otro tipo de especies en peligro de extinción. Es agradable tener amigos en altos puestos."
Buffet dio a conocer que en 2010 había pagado 6 millones 938 mil 744 dólares de impuestos, el 17.4% de sus ingresos gravables, porcentaje menor a lo que otras "20 personas pagaron en nuestra misma oficina", cuyas tasas fueron de entre 33 y hasta 41 por ciento.
El magnate opinó que si fuera su decisión, dejaría intactas las tasas para 99.7% de los contribuyentes y continuaría con la reducción de 2% en la contribución laboral a los impuestos por nómina. "Para los que ganan más de un millón de dólares, un total de 236 mil 883 personas con este tipo de ingresos en el 2009, elevaría las tasas de forma inmediata sobre los ingresos gravables que exceden el millón, incluyendo, por supuesto, los dividendos y las ganancias de capital. Y para aquellos que hacen 10 millones o más, un total de 8 mil 274 en el 2009, sugeriría un incremento adicional", concluyó.
El panorama que viene
De acuerdo con analistas económicos, no es tiempo para continuar con jaloneos y haciendo enmiendas, sino de tomar un acuerdo de largo alcance para que la economía estadounidense recupere el balance.
Es tiempo, aseguran, de que Estados Unidos vuelva a crecer.
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