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SAO PAULO, Brasil, nov. 30, 2012.- La economía brasileña reportó un crecimiento muy decepcionante en el tercer trimestre del 2012, aumentando la presión sobre la presidenta Dilma Rousseff para realizar reformas estructurales más profundas y haciendo temer que la economía global lleve los mercados emergentes a un estancamiento.
El Producto Interno Bruto (PIB) brasileño creció apenas un 0.6% en el tercer trimestre comparado con el segundo, dijo la agencia oficial de estadísticas IBGE. Eso fue la mitad de lo esperado por el mercado financiero y debajo de loas proyecciones de 42 analistas consultados.
Desde que Rousseff asumió a comienzos del 2011 la economía brasileña está en una senda de lento crecimiento, a medida que las empresas luchan con elevados costos y serios problemas de infraestructura.
La presidenta echó mano a agresivos incentivos fiscales y otros estímulos para revivir la economía, pero los datos divulgados el viernes muestran que las empresas no están respondiendo: las inversiones cayeron por quinto trimestre consecutivo entre julio y septiembre.
Los débiles datos de la mayor economía de América Latina deben reflejarse en los mercados globales, especialmente después que India, otra potencia emergente, reportó el viernes un crecimiento menor de los esperado que encamina a su peor año en una década.
El IBGE revisó además el crecimiento durante el segundo trimestre en relación al primero, recortándolo a un 0.2%, la mitad de lo reportado inicialmente.
"Fue horrible. Los números fueron la mitad de lo que todo el mundo estaba esperando. Simplemente muy malos. Considerando lo que este Gobierno ha hecho en el pasado, la expectativa es que introduzcan más medidas de estímulo", dijo Jankiel Santos, economista jefe de BES Investimento en Sao Paulo.
Economistas esperaban que la economía brasileña creciera un 1.5% este año, pero esos pronósticos debería de ser revisados a la baja a la luz de los datos del viernes.
Los débiles datos reviven el temor de que el lento crecimiento de Brasil tras una década de vigorosa expansión no sea un asunto cíclico, sino el resultado de profundos problemas estructurales.
Rousseff podría enfrentar renovadas presiones para llevar a cabo cambios más profundos en las restrictivas leyes laborales de Brasil y en su complejo y caro sistema impositivo, que según las empresas vuelve prohibitivamente costoso invertir en el país.
Pero la solución a algunos de los problemas podría demorar años. El crecimiento durante la última década colapsó las carreteras, puertos y demás infraestructura de Brasil y las empresas no consiguen encontrar mano de obra calificada a en momentos en que el desempleo está en mínimos históricos.
Las inversiones cayeron un 2% en el tercer trimestre, dijo el IBGE.
El consumo de los hogares fue una de las pocas buenas noticias del tercer trimestre, con un crecimiento de 0.9% respecto al segundo.
La industria creció un 1.1 por ciento, su mejor rendimiento desde el segundo trimestre del 2010.
Brasil creció un 0.9% en el tercer trimestre del 2012 comparado con el mismo período del año pasado. El mercado esperaba una expansión interanual del 1.9 por ciento, según un sondeo.
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