LONDRES, Inglaterra, oct. 8, 2012.- Las crisis es capaz de transformar todo. "Trabajadores del mundo, únanse", la frase de Carl Marx surgió hoy de boca del ministro conservador británico George Osborne, quien sorprendió en la conferencia de su partido.
En realidad no fue un llamado a la guerra de clases sino un mensaje de ánimo a los británicos para que adopten un nuevo contrato laboral por el que el empleado renunciará a sus derechos de indemnización en caso de despido, a cambio de acciones en su empresa.
"Es un acuerdo voluntario a tres bandas", explico Osborne, con marcado optimismo.
"La empresa ofrece a sus empleados acciones de la compañía. El empleado renuncia a sus derechos por despido a cambio de nuevos derechos de propiedad. Y el Gobierno no cobrará impuestos sobre plusvalías si las acciones generan beneficios", simplificó.
"Propietarios, trabajadores y estado, todos juntos", insistió el ministro, para quien ese tipo de contrato es especialmente adecuado para nuevas empresas y para Pymes (Pequeñas y medianas).
Pero la idea no cayó bien en ningún sector.
"La opción de poseer acciones es una idea adecuada para un grupo reducido de empresas, pero no para todos los negocios", protestó John Cridland, director de una cámara empresarial.
"Acabar con los derechos de los trabajadores con la excusa de un esquema de entrega de acciones no creará empleos ni creará trabajo", disparó ofuscado Paul Kenny, líder de una de las asociaciones gremiales de más peso en Gran Bretaña.
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