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PEKÍN, China, oct. 8, 2012.- Tres de los mayores fabricantes de autos de Japón -Toyota, Nissan y Honda- planean reducir su producción en China a la mitad, ante la caída de la demanda por el conflicto territorial entre Tokio y Pekín en el Mar del Este de China.
El diario nipón Nikkei indicó este lunes que Nissan prevé suspender el turno de noche en sus dos fábricas de turismos en China, en Huadu y Zhengzhou, mientras que Toyota y Honda prevén reducir las horas laborales y la cadencia de la producción en las líneas de montaje.
La semana pasada la prensa nipona indicó que las ventas de autos de Toyota en China cayeron a la mitad tras desencadenarse el diferendo territorial entre el gigante asiático y Japón por unos islotes en el Mar del Este de China.
Está previsto que Toyota anuncie mañana sus resultados oficiales en China, aunque la firma ya había anunciado hace semanas que su producción se había visto afectada por el cierre de varias fábricas a causa de las protestas populares en el gigante asiático.
Toyota anunció que tenía previsto vender en torno a un millón de vehículos en China este año, mientras que las otras grandes firmas -Nissan, Honda, Mazda- también indicaron que hubo un impacto en sus ventas por las protestas populares masivas en más de 100 ciudades chinas.
Mientras, los competidores de las firmas niponas se han visto beneficiados, las ventas del surcoreano Hyundai Motor subieron un 15%, mientras las alemanas Volkswagen y Audi crecieron 20%, y la también alemana BMW un 55%.
El ministerio de Comercio chino ya había advertido a Japón que el conflicto por las islas en el Mar del Este de China tendrá un impacto en las relaciones comerciales entre los dos países, al tiempo que miles de manifestantes chinos salieron a las calles y llamaron al boicot de los productos nipones.
China suele utilizar las represalias comerciales en sus conflictos políticos, como cuando Noruega concedió en 2010 el Premio Nobel de la Paz al activista prodemocracia Liu Xiaobo, encarcelado 11 años por un delito de opinión.
Entonces, Pekín aumentó los controles fitosanitarios al salmón fresco noruego, provocando que los plazos para la entrada del salmón en China se demoraran tanto que finalmente el pescado llegaba podrido, y los exportadores tuvieron que dejar de enviar salmón al gigante asiático.
Aunque los expertos señalan que es poco probable un conflicto a largo plazo en los lazos económicos, que en 2011 superaron los 340 mil millones de dólares en comercio bilateral, las empresas japonesas se podrían ver afectadas sobre todo por el lado de la demanda, ya que China es el primer socio comercial del país nipón.
Con información de Notimex
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