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CIUDAD DE MÉXICO, México, oct. 12, 2011.-La apertura oficial de la magnífica e imponente Plaza Mariana en el atrio de la Basílica de Guadalupe se llevó a cabo este miércoles, tras 10 años de esfuerzos y buenas intenciones de los gobiernos federal y del Distrito Federal.
Al acto asistieron el presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa, y el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, quienes compartieron la mesa de honor.
También se dieron cita políticos y empresarios, quienes vestían trajes oscuros, así como los jerarcas católicos en sus sotanas impolutas, todos ellos con rostros de sonrisas y signos de admiración por la belleza de la construcción.
El cardenal Norberto Rivera, quien aperturó la ceremonia, sorprendió con su introducción al mencionar al político tabasqueño Andrés Manuel López Obrador el cual, recordó, en su calidad de jefe de Gobierno del Distrito Federal hace 10 años tuvo la sensibilidad de donar el predio para la construcción de la Plaza Mariana.
Esa donación del terreno, abundó, perteneciente al Gobierno de la Ciudad fue el punto desencadenante, el que permitió la inauguración de la Plaza Mariana, de la reordenación entre el comercio informal con la construcción de un nuevo mercado público y el cambio de imagen en todos los alrededores.
Ello, destacó, permitirá ahora ser un sitio para recibir con dignidad a los casi 20 millones de peregrinos y visitantes que pasan por este lugar al año.
Norberto Rivera también agradeció al empresario Carlos Slim, a quien describió como un intermediario de Dios y lo comparó con la madre Teresa de Calcuta, quien, dijo, fue capaz de prácticamente revivir a un moribundo, simplemente acercándolo a su seno.
"Carlos Slim revivió el proyecto de la Plaza Mariana tomándolo en sus manos, gracias por haber donado esta obra al pueblo de México", indicó.
Al tomar la palabra Slim Helú describió algunas de las características de esta obra financiada por él (700 millones de pesos) que requirió el trabajo de dos mil personas durante 16 meses para levantar los 67 mil metros cuadrados de construcción de que consta la plaza.
En el orden de oradores siguió el jefe del Gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, a quién le tocó dar los permisos y facilidades para concluir esta obra; destacó el tiempo récord en el que se concluyó y lo atribuyó indirectamente a la influencia divina del cardenal.
"Estoy pensando en invitar al cardenal para que nos ayude a la Supervía de segundos pisos y demás, para que se apuren", afirmó, comentario que levantó risas entre la audiencia conformada por funcionarios federales y capitalinos, empresarios y sus esposas, y acompañantes de los hombres de la jerarquía católica.
Ebrard no estuvo entre el selecto grupo de funcionarios y representantes de la Iglesia católica que recibieron al Ejecutivo federal a su arribo, pero al encontrarse ambos mandatarios en el presidium el saludo inició por el gobernador del Distrito Federal, quien externó un correcto: "Señor Presidente".
El orador final fue el presidente de la República, quien defendió la plena y absoluta libertad de creencia que existe en México como una conquista fundamental que no tiene vuelta atrás en el país.
También amparó abiertamente su fe católica y su devoción a la Virgen de Guadalupe, a la que su esposa, Margarita Zavala, visita cada 12 de diciembre en la Basílica de Guadalupe, justo en los días en que alrededor de nueve millones de fieles visitan el santuario.
"No sé cómo le hace porque no es difícil imaginar las dificultades para llegar a la Basílica esos días, pero ella viene", dijo el presidente, quien también hizo sonreir a los asistentes.
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