INAH recuerda a investigadores fallecidos en 2012

Este 2012, el INAH lamentó la muerte de varios de sus especialistas destacados que dejaron un valioso legado en la investigación y cuidado del patrimonio cultural

CIUDAD DE MÉXICO, México, dic. 19, 2012.- Especialistas de diversas disciplinas, que fallecieron este año que está por concluir, dejaron un valioso legado luego de varios años de trabajo en el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), cuyos aportes han marcado un hito en la investigación histórica, la restauración arquitectónica, la arqueología, la antropología y el trabajo académico.

ALICIA OLIVERA DE BONFIL

La investigadora emérita del INAH, fallecida en julio pasado, laboró durante más de 50 años en dicho Instituto, donde coordinó diversos proyectos de investigación y fundó el Programa de Historia Oral, trabajo que le permitió reunir el testimonio de quienes vivieron sucesos como la Revolución Mexicana o la lucha cristera.

Autora de varios libros y artículos, Alicia Olivera de Bonfil fue integrante de la plantilla de especialistas fundadores de la Dirección de Estudios Históricos del INAH, en 1959, donde se desempeñó como investigadora titular. También fue coordinadora, hasta 1989, del Seminario de Movimientos Campesinos del Siglo XX

Discípula del etnohistoriador Wigberto Jiménez Moreno, de quien guardaba un especial recuerdo y agradecía sus enseñanzas en el campo de la investigación, Alicia Olivera dejó plasmados sus estudios en una amplia bibliografía, en la que destaca el libro Mi pueblo durante la Revolución, editado por primera vez en 1985 y del que el INAH hizo una reedición de sus tres volúmenes en 2011, en los que se recopilan los avatares de la lucha revolucionaria narrados por aquellas personas que vivieron esa guerra civil.

Otros de sus textos destacados son: El conflicto religioso de 1926 a 1929, sus antecedentes y consecuencias (1966), La literatura cristera (1994), Emilio Portes Gil, un civil en la Revolución Mexicana (1989), Los archivos de la memoria en la Colección Científica del INAH (1999), y en colaboración con otros investigadores, La tradición oral sobre Cuauhtémoc (1980) y Emiliano Zapata, antología (1988).

NORBERTO GONZÁLEZ CRESPO

Maestro en Ciencias Antropológicas y pionero de la investigación arqueológica en el sureste de México, Norberto González Crespo -fallecido en septiembre- fue director del Proyecto Xochicalco, en Morelos, y un trabajador tenaz para que esa zona de monumentos arqueológicos fuera inscrita en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO, en 1999.

Originario de Taxco, Guerrero, el especialista dirigió diversos proyectos arqueológicos en estados como Quintana Roo, Yucatán, Campeche y Morelos, destacando los sitios prehispánicos de Cobá, Tulum, Loltún, Uxmal, Kohunlich, Chichén Itzá, Hormiguero y Xochicalco.

González Crespo se desempeñó en diversos cargos en el INAH, entre ellos como presidente del Consejo de Arqueología, delegado en Morelos y titular de la Dirección de Estudios Arqueológicos y del Proyecto Xochicalco, desde 1992.

Fue autor de una profusa bibliografía sobre la Zona Arqueológica de Xochicalco, en la que analizó aspectos como la observación astronómica, el urbanismo, la Acrópolis y la Pirámide de las Serpientes Emplumadas, los materiales óseos y los trabajos de restauración y mantenimiento de ese sitio morelense.

AGUSTÍN SALGADO AGUILAR

Especialista en restauración de monumentos históricos, el arquitecto Agustín Salgado  Aguilar, fallecido en mayo pasado, se desempeñó en diversos cargos institucionales, entre ellos como coordinador nacional de Monumentos Históricos del INAH hasta el momento de su muerte.

Su experiencia acumulada durante 40 años de vida profesional, lo llevó a participar en proyectos de restauración de importantes edificaciones históricas, como la Catedral Metropolitana y la antigua Basílica de Guadalupe, en la Ciudad de México; y el Ex Convento de Santo Domingo de Guzmán, en Oaxaca.

La colosal obra de recimentación y consolidación estructural que desarrolló como residente en jefe en la Catedral y Sagrario metropolitanos, de 1972 a 1985, marcó un hito en la restauración mexicana, al establecer directrices que se siguen hasta la fecha para atender la complejidad técnica que presentaba uno de los monumentos históricos más importantes del país.

Dirigió diversos proyectos de conservación y restauración de edificaciones históricas del país, entre ellos el Fuerte de San Juan de Ulúa, en Veracruz, y del Ex Convento de la Merced, en la Ciudad de México. También intervino el patrimonio edificado de Oaxaca, Veracruz, Querétaro y  Michoacán, donde trabajó con estructuras de adobe.

MARÍA ELENA ARAMONI BURGUETE

Profesora investigadora del Centro INAH Guanajuato, la especialista -fallecida el pasado 2 de diciembre- contribuyó al estudio de la arqueología en el nororiente de Guanajuato, así como a la investigación sobre la riqueza y complejidad de su cosmovisión, y su reflejo en el mundo indígena.

Uno de los sitios estudiados por la especialista, quien laboró durante 35 años en el INAH, fue la Zona Arqueológica de Plazuelas, en esa entidad, donde hizo un análisis iconográfico del juego de pelota y de los elementos plasmados en escultura, joyería y cerámica, con base en planteamientos de la antropología simbólica y en estudios sobre cosmovisión e ideología en Mesoamérica.

Su investigación enriqueció el estudio sobre la sociedad que habitó Plazuelas en el periodo Epiclásico (600-900 d.C.), particularmente desde el punto de vista de su religión.

NICOLÁS MORENO

Connotado pintor, dibujante, grabador y muralista mexicano, Nicolás Moreno, fallecido en febrero pasado, era considerado uno de los mejores paisajistas del siglo XX. Ejemplos de su calidad plástica quedaron plasmados en el Museo Nacional de Antropología (MNA), donde pintó tres murales que forman parte de las piezas más importantes que resguarda este emblemático recinto del INAH.

Valle de Teotihuacan en la prehistoria, que se exhibe en la Sala Teotihuacan; Paisaje de Juchitepec y Vista del Valle de Mezquital, en la Sala Otopames del MNA -obras realizadas por recomendaciones de Gerardo Murillo "Dr. Atl"-, dan cuenta de su pasión por plasmar la naturaleza de México.

Reconocido por sus magníficos retratos de tierras de cultivo, cerros, selvas, bosques y ríos, Nicolás Moreno estudió diversas técnicas pictóricas y de grabado en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, Grabado y Escultura "La Esmeralda" y en la Academia de San Carlos de la Universidad Nacional Autónoma de México, instituciones en las que impartió clases desde 1951.